Cansado de luchar, de intentar separar los brazos de su cuerpo para que al menos una parte de sí mismo escape, exhausto de mantenerse en pie, de lanzar patadas al aire, amenazando al secuestrador inútilmente, se desploma en el suelo, sin lograr recostarse porque las malditas cadenas. A lo mucho, puede hincarse como cualquier suplicante, pero se niega a implorar piedad. El perpetrador del rapto sonríe al verlo con las rodillas en la posición de un orante. Las cadenas sujetas a ambas muñecas se convierten en el sostén de la víctima, quien se niega a admitir lo que es: víctima. Insiste en que está ahí por voluntad propia, que no se suelta porque no quiere, que se ha permitido arrodillarse buscando la comodidad. Sin embargo, en el fondo, duda si en realidad posee el control.
El secuestrador, ser de aspecto perturbador y endiosado de sí mismo, contempla a la presa desde lejos, pensando si ha de introducir la llave en las argollas, darle libertad. “Solo un dios te hace libre. Soy un dios”, dice el captor. El hombre encadenado cierra los ojos al no poder cerrar los oídos… aquella voz le provoca nauseas. “Lo escucho porque quiero, es mi piedad la que le ha permitido atarme, no debilidad. Solo lo dejo jugar un rato, al muy miserable”, repite el prisionero, tratando de tener fe en sus propias palabras. Pasan horas, días, semanas y demás tiempo agrupado. El ser alimenta a su criatura, le da de beber, lo asea, ambos creen en sus respectivas creencias, como lo hace cualquiera y se complementan de una manera macabramente perfecta.
-Mi muerte te hará libre- dice la voz babeante del captor al cadáver encadenado que lo acompaña. Pero otro sonido, una especie de eco al revés, balbucea algo distinto.
-Mi vida te ha hecho un dios- murmura el viento que se cuela entre los huesos, entre eslabones.
Daniela Perlín Vega (Ciudad de México, 15 de mayo de 1997). Licenciada en Filosofía por la Universidad Autónoma de Querétaro. Ha colaborado con diferentes escritos para las revistas Palabrerías, Monolito, Punto en Línea UNAM, la Gaceta de la Universidad Autónoma de Querétaro, entre otras. Obtuvo mención honorífica en el III Concurso Nacional de Cuento “Cuéntame uno de muertos” del Canal 22 en el 2017.
ILUSTRACIONES: La imágen ha sido remitida por la autora de la obra.
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