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"Leal A. y el Terror Psicológico en 'La Habitación 203'"

"Leal A. y el Terror Psicológico en 'La Habitación 203'"

Leal A. explora las profundidades de la mente humana a través del terror psicológico, construyendo relatos que revelan las obsesiones y los miedos más arraigados. En su narrativa, el amor y la muerte se entrelazan en un inquietante juego de sombras, donde la realidad se desdibuja y lo macabro se convierte en una presencia ineludible.

«El zapato», un relato de terror del autor cubano Brandon Rodriguez Pérez

Mi madre estuvo trabajando un año entero para comprarme el zapato. De sol a sol mi pobre madre: metida en la cantera, masticando piedras y defecando luego la gravilla que se vende a tan bajo precio. Algunas veces yo iba y la ayudaba en la labor; ella, maternal y cariñosa, me reservaba siempre las piedras más pequeñas, las más blanditas. Y me sonreía feliz, con la boca repleta, henchida de orgullo y satisfacción. Mi querida hija, decía ahogada, deglutiendo con dificultad el bolo de minerales triturados: Mi bella hija. Mi buena

Desde Buenos Aires: «Muerto de miedo» un cuento de Juan J. Conde

Algunos desafíos no nos permiten prever consecuencias trágicas porque revisten la inocencia de la manzana de Blancanieves, guardando el secreto hasta su desenlace. Esta es la historia de Damian.

Son unos treinta metros desde la puerta trasera de la casa hasta la entrada de la prefabricada ubicada en el fondo del amplio terreno. La lucecita sobre la puerta de una y otra puerta generaban unos semicírculos de

«Conócete a ti mismo», un texto del autor español Pedro Alcarria Viera

«Conócete a ti mismo», un texto del autor español  Pedro Alcarria Viera
Como cada mañana entra en el ascensor y se ve reflejado en el espejo, al fondo de la cabina. Como cada mañana juzga con mirada acuosa la línea del pelo en retirada, el vientre años atrás rotundo, ahora deshinchado. Como cada mañana el ojo del otro lado del vidrio, sardónico, se clava en el suyo. No hay libertad sin precio parece expresar, desafiante. Pero hoy está dispuesto a pagar por esa libertad. Esta mañana, por primera vez, tiende la mano a la

«Agramon», un relato del autor mexicano Diego León Ramírez

El miedo es una serpiente que a todos en algún momento nos atrapa; nos paraliza con su veneno y consume lentamente.
Existe toda una gama de presentaciones, desde la fobia a la sangre podrida guardada en bolsas de basura, o el terror de ser una mujer con nacionalidad mexicana. Hay un miedo

«Fin del manuscrito» un texto perteneciente al libro «La fábrica de pesadillas», de Thomas Ligotti

  A pesar de mi afición por estas historias delirantes que acabo de intentar describir, no dejo pasar por alto los errores. En primer lugar, fuera cual fuera el impacto emocional que pudiera haber perdido el relato en el resumen anterior, desde luego ganó en coherencia: los incidentes en el

«Excomulgada», un relato de Walter Ferrás

El alba todavía no vencía la oscuridad cuando la calle Jesús María la vio adentrarse en sus entrañas, biblia en mano. Era una testigo de Jehová impresionante, con la apariencia de un ángel, la belleza visual que provocaba la joven era comparable al Éxtasis de Santa Teresa ,a esta mezcla

«Compañia de cuchillos» un relato de VarelA Leyva

Sabemos cuán complicada es esta profesión. Coincidimos y afirmamos que es la disciplina el principal pilar para su éxito. Más que un trabajo nos emociona cada etapa relacionada con él. Fijar el objetivo: siempre seleccionamos mujeres entre los 18 y 25 años de edad. Nos gustan blancas, altas,

«Canibalismo», un cuento de terror de la autora española Silvia Carus

El joven médico acababa de aceptar su primer puesto de trabajo como neurocirujano en el hospital central de Madrid. Tras años estudiando sin descanso en la universidad Juan Carlos III, finalmente se había graduado con honores. 
Su joven novia de ojos profundos

'El rincón de un juego enajenado', un relato de Daniel Frini - Voz Uno y Voz Dos aprendieron todo junto con él

Psiquiátrico: portada de 'El rincón de un juego enajenado', un relato de Daniel Frini - Voz Uno y Voz Dos aprendieron todo junto con él

—Matalo —dijo la Voz Uno, que al niño se le antojaba la de una muchacha hermosa como princesa, cabello oscuro, piel morena y ojos gigantes.
—Hacele caso, matalo —dijo la Voz Dos, que era dura y rasposa, como la de un hombre gastado de alcohol y cigarros; no tan viejo en años, pero sí en atravesar la vida rebotando madrugadas en antros roñosos.
El niño no dudó. No había razón para hacerlo. Al fin y al cabo, las dos voces siempre habían estado allí dentro, en algún lugar de su cabeza, guiándolo y enseñándole.

'Una sonrisa suya fue más que suficiente', relato de José A. García

Hasta donde me fue posible profundizar en mi investigación, antes de decidirme a abandonarla, todo comenzó a mediados del siglo IX con los hermanos Banu Musa. Tras años de estudios y demostraciones; de recopilación de fuentes; de pruebas, fracasos y pequeños triunfos; de huidas desesperadas del harén real en medio de la noche; de más de una fuga precipitada de la ciudad ante el cambio de autoridades; y del constante peligro de expulsión de la Casa de la Sabiduría de Bagdad, lograron obtener los permisos para publicar su Libro de los mecanismos ingeniosos.

'La novia', relato de Paulina de la Vega

Miranda sale de la escuela y se dirige a su casa, es una niña tímida que camina con la mirada agachada.  Durante el camino, pasa a una tienda de abarrotes y se compra un pastelito. A la hora de pagar escucha en el radio del lugar un recordatorio para asistir en la noche a la plaza central, donde tendrá lugar el concurso anual de disfraces por el Día de Muertos.

'Algo llamado Enoch', relato de Robert Bloch

Empieza siempre de la misma manera.

Ante todo, la sensación.¿No habéis notado nunca el paso de un pequeño pie que camina sobre vuestro cráneo? ¿Un sonido de pasos sobre vuestra calavera, arriba y abajo, arriba y abajo? Empieza siempre así. No podéis ver quién es el que camina. Después de todo, está encima de vuestra cabeza. Si sois hábiles, esperáis el momento oportuno y pasáis súbitamente una mano por vuestros cabellos. 

Microrrelato: 'Viktor' de Paulina de la Vega


Recordó cuando de pequeño quería ser futbolista: la adrenalina que le recorría todo el cuerpo, el sudor que le escurría por la frente, las rodillas raspadas y los amplios moretones en las espinillas.
Y ahora estaba ahí, parado, atendiendo fijamente la cerca electrificada que tenía enfrente, experimentando el dolor más agudo de todos sus días en ese recinto… la sangre brotando de su nariz y su frente, el hombro dislocado, el hueso de la rodilla expuesto y la piel ennegrecida, casi a punto de necrosis.

'Una rosa para Emilia', relato de William Faulkner

Cuando murió la señorita Emilia Grierson, casi toda la ciudad asistió a su funeral; los hombres, con esa especie de respetuosa devoción ante un monumento que desaparece; las mujeres, en su mayoría, animadas de un sentimiento de curiosidad por ver por dentro la casa en la que nadie había entrado en los últimos diez años, salvo un viejo sirviente, que hacía de cocinero y jardinero a la vez. 

'Envinado', relato de Viviana Ramirez

La pregunta era qué platillo hacer para Navidad. Casi treinta años siendo la mejor cocinera y de pronto me quedaba sin ideas. Ya era tradición que yo me encargara de las comidas familiares. Me consideraba la mejor anfitriona, no perdía oportunidad, si teníamos vecinos nuevos, si algún familiar o amigo celebraba algo, si sufríamos un funeral, si estrenábamos muebles, por lo que fuera, yo hacía una reunión, todos salían de la casa diciendo “Gracias, Mónica, tus bocadillos estuvieron increíbles”. 
Esta Navidad no sería la excepción. Sin embargo todo a mi alrededor andaba mal, mi matrimonio caía cada día más bajo. Estas últimas semanas Carlos no se callaba para nada, lo cual era una gran ironía pues por diez años permaneció en silencio.

'Ël', relato de Andrea Solares

Esta es una narración cualquiera, con argumentos como cualquiera, pero con algo que quizá no tenga ninguna otra historia, o quizás sí. Es algo que desconozco, hace un par de semanas que deje de preguntármelo, ya no me pregunto nada. Ya no me importa nada, ni el sol en el alto cielo, ni la posibilidad de los abismo infernales, total, ya vi en este mundo lo que tenía que ver, mi tiempo y mi oxigeno se agotan. Esta es mi carta de despedida.

«Corro», un relato de Leopold Reinhard Resch

Leopold Reinhard Resch

Corro como un desesperado, no se dónde estoy, solo sé que tengo que correr. Algo me persigue. Grande, furioso, mortal y sin compasión. El sudor chorrea incesantemente por mi rostro mientras el rumor del abismo se incrementa. Es más veloz que yo. No tengo la menor posibilidad de escapar. . . Sigo corriendo en una misma dirección, no sé cuál. Me rodea un pasillo como de un hotel, pero cargado de elementos de mi propia casa. Mi cama está en el descanso de una escalera que no he visto en mi vida. Mi madre está detrás de un mostrador que exhibe bebidas de color indefinido, ella ríe y me señala con el dedo.

'Margarita', cuento de Antonio Garza


—¡No, mamá!, no vayas a llamar a mi tía. Mejor quédate tú con nosotros —la insistencia y mi cara de angustia terminó por convencerla de quedarse en casa. 
Esa noche mí madre no sabía porque razón estábamos evadiendo a mi tía, no tenía ni la más remota sospecha de nuestro temor, pero había llegado el momento de contarlo. Papá tenía semanas laborando en Estados Unidos y mamá trabajaba de noche como enfermera en un hospital, y la única que podía cuidarnos era su hermana, nuestra tía Maggie. 

«¿Quién persigue a Leopoldo Arriasgoiti?», cuento de Trinity G.

«¿Quién persigue a Leopoldo Arriasgoiti?», cuento de Trinity G.

Nerviosa, la enfermera registró el nacimiento de Leopoldo Arriasgoiti, el bebé prematuro de Estela Rivereta, una mujer de Valtierra, Navarra, que a sus treinta y siete años ignoraba sus seis meses de embarazo, y que llevada de urgencia a la clínica por una hemorragia con tintes de muerte terminó pariendo gemelos. Primero salió uno y abrió la boca para llorar, pero no salió nada, pareciera que el cuerpo no recibió la señal para avivarse y murió pronto. Después sacaron al segundo que lloró a pulmón abierto, pero su llanto fue tan triste que sobrecogió al personal médico presente. 

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