—Por haberme indebidamente apropiado de dineros del Tesoro Nacional y en descargo de mi culpa, me cortaré la mano izquierda —anunció, avergonzado, el Ministro de las Finanzas Públicas Abel Hidroito ante el Comisario Contralor Supremo y los demás integrantes del Poder Ejecutivo.
Con un fortísimo y preciso golpe de hacha que —sin vacilación— se infligió, separó su mano del brazo.