Por su constitución quizás delicada, o que parece delicada, J no tiene la proclividad a pasarse el día ordenando papeles, lavando loza sucia, barriendo o pasando la aspiradora, planchando o lavando ropa, etc, contestando sus mensajes telefónicos, su anticuado correo sobe todo imbuido como está, o a lo mejor ya vive así, por un temor vago, siempre presente, que tiene sus alzas y sus bajones según cómo se vaya dando la mano macro o microcósmica.
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Nada fue como imaginé que sería, nunca lo es. Creí que iba a morir, pero no fue así. Estaba escribiendo en mi mesa de siempre, con mi pluma de siempre, frente a mis recuerdos y al lago azul de Ypacaraí, cuando me convertí en un árbol. Esto no sucedió de un momento para otro, sino muy lentamente, como un gusano que muda en mariposa.
Muchas cosas extrañas ocurrieron entonces.
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Llegamos al campo de madrugada pero los guardias nos mantuvieron de pie en el tren, apretujados con hambre y frío. Cuando finalmente nos ordenaron bajar, un grupo de prisioneros vino a darnos la bienvenida, estaban limpios y sonrientes a diferencia de nosotros, pensamos que no era un lugar tan terrible y con optimismo dejamos el vagón.
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Cara A
—¿Molly?
Apenas prestó atención a la llamada de su tutora. Últimamente su madre no traía clientes a la casa y aquello empezaba a escamarla. Cualquier cambio en la rutina nunca era buena señal.
—Tu nombre es Molly, ¿verdad?—la mujer le colocó delicadamente la mano sobre el hombro—. Aunque me he fijado que tus compañeros te llaman por otro nombre: Sara…
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Llovizna. Los pies y tobillos hinchados de Goyo me preocupan y, en consecuencia, llamo al médico, el cual opina que los pies hinchados de Goyo son una cuestión mecánica y no circulatoria. Bueno. Quizás. De pronto pienso: ¿para qué sirven hoy las vidas de Goyo y de Nuria? ¿Las vidas de la mayoría de la gente? A continuación amplío la perspectiva: ¿para qué sirven las vidas de los miles de millones de animales de distintas especies que pueblan la tierra?
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Justo acaba de caer rendido por el sueño, al apagar todas las defensas conscientes del cerebro, es mi turno de emerger como el aspecto inconsciente de la existencia. Como lo dicta la naturaleza de mi percepción cognitiva que se esconde hasta poder emerger en el velo de la noche, poseedora de la capacidad de ser consciente de su propia existencia, y con el sello personal de tener la obsesión de sobre analizar en infinidad de oportunidades todo hecho que pudiera dejar una impresión digna de mención en mi memoria.
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A la edad de ocho años, montado en la vieja Steyr-Waffenrad de mi tutor, quien en esa época había sido llamado a filas en Polonia y estaba a punto de marchar sobre Rusia con el ejército alemán, di mi primera vuelta bajo nuestro piso del Mercado de las Palomas en Traunstein, en el despoblado de un mediodía provinciano consciente de su importancia. Habiéndole cogido el gusto a aquella disciplina para mí totalmente nueva, pronto salí pedaleando del Mercado de las Palomas
Little Boy: Dos fragmentos del libro «Nuevas ficciones» de Raúl Zurita
Ligeramente curva, la gigantesca superficie recordaba la de un planeta fotografiado poco antes de que la sonda se posara sobre él, mientras que arriba la oscuridad azulosa se abría mostrando efectivamente la noche estelar. Sé que desde esa imagen han pasado millones de años y sé que en el sueño me llamo Paul. Nací en Quincy, Illinois, el 23 de febrero de 1915, y esta mañana, al ir a buscar el diario que me dejan todos los días en el antejardín, vi que el número de mi casa estaba cambiado.
"Bloque redoblante", un texto inclasificable de Alejandro Zapata Espinosa
Por ocasión de la despedida, que no serás tan larga como el tiempo entregado a sus funciones de embeleco y paseador de suelas, va a remetirse el presente a una consecución de bromas o afiches mal pegados en la frente del iluso, pasión o incógnita del enclochetado, verás y creerás o paso al disminutivo, la puerquecita se resbala del caracolino y nadie la recibe, o le pasan las manos cuando su cadera ya se desentona del conjunto, formación perniciosa del que
"Gemelos", 'La vida" y 'La tristeza": tres relatos del libro "Al borde de la locura" de Víctor José Medina
Soy gemelo univitelino. Dolorosamente, mi hermana idéntica expiró a catorce minutos de emerger a este plano existencial. Mamá comentaba sobre mi persistente llanto sin motivo definido. Nos mudamos a otro país cuando comenzaba la etapa escolar. Mamá dijo cierta vez que el lunar ubicado en mi cuello, justo en el reborde cabelludo, era exactamente igual al de mi fallecida hermana gemela. Florecieron dos hermanos y una hermana más.
Desde Uruguay: Resaca, un relato de Adrián “Fino” Sosa — Se prometió no beber nunca más. Ella no bebía
La mañana le explotaba en la cara como una descarga eléctrica.
Ella estaba hundida, atravesada por una onda expansiva tan letal como implacable, era el ruido del mar dentro de un caracol y al estallar los círculos concéntricos desarmaban su cuerpo en cada paso que intentaba dar. Cerrar los ojos no era la solución, era lo que el instinto mandaba. Tenía las tripas llenas de agua fría que se había tragado con urgencia pornográfica
Desde Argentina: Postulante, un relato de Juan Pablo Goñi Capurro — Algo rodeó su pierna derecha
Natalia esperaba sola, sentada delante de un cartel publicitario, aburrida al punto de perder el entusiasmo que la había llevado a la oficina por la mañana. Ni siquiera había entrado a la sala de espera, los postulantes eran tantos que colocaron sillas plásticas en el corredor de la terminal. Ser la ochenta o la última, era lo mismo, no tenía otras tareas para el día. Desde las siete mantenía a raya las ganas de fumar por si salía algún ejecutivo a tomar aire, cosa de no predisponerlo en
Desde Ciudad de México: de cicatrices, vodka y Zappa en el mes de julio, por Carlos Zerpa
No hay que beber para olvidar… Hay que beber para recordar.
Hoy es 31 de Julio y es mi cumpleaños, he amanecido con ganas de jugar al “chico sucio”, con deseos de convertirme en uno de esos personajes que salen modelados en plastilina por “The Amaizing Mr. Bickford”, de levantarme de un golpe y sin cepillarme los dientes, ni lavarme la cara, sin afeitarme la barba, sin usar ropa interior para andar así desnudo bajo mis
Dans une ville d'Europe. Dans l’année: EL PRECEPTOR LASCIVO, por JOSÉ ALBERTO CAPAVERDE
Esta mujer (preciosa), posee todo para considerarla una amante perfecta, y no me refiero solamente a su suculento cuerpo, que volvería loco de amor, a cualquier enamorado. Dueña de unos pechos, perfectos, consistentes, blancos, con pezones rosáceos, y de donde brota leche materna, cual manantial de milagros eróticos. De piernas tan agraciadas, bien torneadas, exquisitas, y de una longitud ideal, para cruzarlas, y enseñarlas como muestra de la sensualidad total.
STONER – Excerpt from Chapter Three – JOHN WILLIAMS
A week before commencement, at which Stoner was to receive his doctorate, Archer Sloane offered him a full-time instructorship at the University. Sloane explained that it was not the policy of the University to employ its own graduates, but because of the wartime shortage of trained and experienced college teachers he had been able to persuade the administration to make an exception.
Tres veces el lenguaje (Poemas de Mario Vicente Ricalo)
Diario del doctor Joseph Miller | por Amelia Apolinario
La paciente está inquieta. Pobre mujer, hace unas semanas la trajeron, su prometido, el señor Arthur McPerson, fue víctima de un atraco la noche antes de su boda. Los padres de la joven son los respetables Lord y Lady Stanley; debido a ello tuve que reforzar la seguridad del hospital: no fueron pocos los reporteros que asomaron la cabeza. Al principio mantuve la compostura, luego traje los mastines y electrifiqué la verja.
Un encuentro en el “Gran Teatro" de Huelva: : "Don Mario" por Diego Alejandro Gallegos Rojas
Me encuentro en el “Gran Teatro”de Huelva. Tengo en mis manos la invitación, es una postal y leo: “XXI FESTIVAL DE CINE IBEROAMERICANO”. Me llama la atención que en vez del punto que tiene la vocal i en la palabra CINE sobresale una estrella blanca, grande de cinco puntas. Debajo de la palabra IBEROAMERICANO que es más pequeña que las letras anteriores, constan tres claveles rojos, como si estuvieran amarrados, atados a la poesía, a la resistencia, a la dignidad, a la libre libertad, a la vida. Y desde donde yo
ENTRADA DESTACADA
«Donde las mariposas revolotean creando turbulencias químicas», un texto de la escritora inglesa Susana Medina
Photo ©Derek Ogbourne Estamos en el amor: un amplio espacio donde las mariposas revolotean. Pero tu cuerpo, pero mi cuerpo, encajan, todo...
