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Desde Gran Canaria: «Se nos va de los dedos», un poema de Alexandra

No llevo nada escondido dentro de los zapatos 
ni siquiera un reloj de agujas para enfrentarme al mundo.
Olvidé des-hacer de tripas el corazón
y el juego de la Rayuela.
Hoy que baja la sangre
por mis piernas,
me recuerdan
a todas las madres
que no pudieron parir
el hijo de sus entrañas.
Hoy que la sílaba se me hace átomo y abono,
que cruzo a sinalefa,
mares sin rumbos ni ruidos
y me saltan la tapa del estómago,

«Pinza-mientos», un poema de Alexandra

¿Te acuerdas la tirita que una vez te hice?
Era un corazón con un dedo
o un dedo corazón,
como si pudiera apagar la pena
con una sola falange.
Era para que cicatrizara antes,
para cuando te encontraras con algún animal herido
y te tirara abajo las estrellas
o te levantara la falda de las tristezas
sin vicio ni beneficio,
hasta vomitar el alma-bengala.

-Ahora te levantas la tapa,
la herida
y hasta el dolor-

Era para que tiraras la casa por la ventana
o la ropa sucia

Desde Gran Canaria: «A pesar de...», un poema de Alexandra

... los años y de los daños
De las ediciones sin límites y las apuestas a riesgos
A pesar de las rutas, las grutas, los laberintos, de volar, involarse y volver a volar
A pesar de los sedimentos de la memoria y las asíntotas del tiempo 
De la insurrección de los cuerpos con mentes en estado de sitio
A pesar de enredarse la cordura infame en cabellos deshilachados por el frío 
De la espalda en peso
De las caderas al ritmo de piernas 
De clavícula en cruz como mejor moneda dando la cara

Desde Gran Canaria: «Je te'adore la poésia», un poema de Alexandra

Rota, sucia, descosida, rebelde

Vida, inexacta, curva y esquiva

Infame, desgarrada, necia y en caída libre

Llena de palalabras, actos y contradicciones

Refugio con hambre que obliga a cada orgasmo, 

a tensar los músculos del estómago,

Desde España: «Ríe tú primero, que a mí me da la ironía», un poema de Alexandra

Aún sigo intentando escribir,
aunque me atropelle la vida en semáforos en ámbar 
Aunque tropieces con balas perdidas y pongas a remojo el último suspiro 
Que me gusta más un drama que comer,
pero hace mucho tiempo ya,
que dejé de ser un teatro griego 
Hay redes sin rendición y rendijas con precipicios 
Sujetos sin nexos de unión y predicadores ambigüos a la memoria de un niño

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