«Pinza-mientos», un poema de Alexandra

¿Te acuerdas la tirita que una vez te hice?
Era un corazón con un dedo
o un dedo corazón,
como si pudiera apagar la pena
con una sola falange.
Era para que cicatrizara antes,
para cuando te encontraras con algún animal herido
y te tirara abajo las estrellas
o te levantara la falda de las tristezas
sin vicio ni beneficio,
hasta vomitar el alma-bengala.

-Ahora te levantas la tapa,
la herida
y hasta el dolor-

Era para que tiraras la casa por la ventana
o la ropa sucia

Erick Diez: Creo ser yo el problema | Poesía

"Tengo ganas de vivir ,
de devolverle el golpe al golpe ...
pero todo se pudre dentro de mi corazón.

prendo el cigarrillo y el humo se cuela 
por entre las rendijas de este cuarto 
    con olor a encierro.

Esta noche todos mis huesos son ajenos ;
(quizás los enterré dentro de otros cuerpos 
        o quizás en otras almas 
      en alguna noche de juerga)...

-Que poco he muerto- pienso.

hay un vacío en mi que no dejo

Desde La Patagonia: «Un día en la farmacia », cuento de Rodrigo Miguel Quintero

Salí con cierto sabor amargo. Te dicen andá y hacé este trámite, comprame este remedio. En mi cabeza era “¡estoy para atrás, rajá y conseguime un buscapinas!”. Al mal tiempo, buena cara. Salí con la prisa de siempre.  

Afuera soplaba un vientito rancio y olía a silencio, de ésos que se cortan con serrucho. En ese entonces, vivía relativamente cerca de la avenida principal. Decidí hacer el camino largo. Algo tenían estas pausas breves. Caminé lento.   

La calle estaba muy vacía. Los negocios se regalaban a un cliente que había desaparecido tras la gran pandemia. No se solía ver

«Por el mar de las cosas» un cuento de Alejandro Castro

Alea homo faber
-El hombre fábrica su suerte-

Damir Binitsky tenía setenta y siete años. Sus padres habían llegado a México en 1928, en la ola de migración del caído Imperio Otomano. Hablaban ladino, un dialecto parecido al español; eran descendientes sefarditas, según entendía Damir, aunque su nombre original se perdió entre los recovecos del parentesco. Inicialmente habían intentado llegar a Nueva York pero el barco no recibió permiso en la Isla de Ellis y solo una treintena de migrantes pudo descender. La pareja Binitsky tuvo que seguir su camino y pagar

Huerto Pródigo | José Alberto Capaverde “El Seis”

Me perdí entre tus huesos helados. 
Pechos de vainilla. 
Sonrisas de bosques en Abril. 
Girasoles. 
Giralunas. 
Sobre tus hombros una carga de miradas. 
El sol se desangra. 
Tus ojos puertas clausuradas. 
Un abedul se masturba. 
Tus brazos primaveras en invierno. 
Corazones gélidos. 
Follaje de ausencias. 
Lluvia orgásmica. 
Tu sonrisa, huracanes violentos. 
Buganvilias tus labios. 
Tus amores, espinas de rosas negras. 

Rosana E. Traverso | Poesía

¿Cuándo fue que la abulia
se apoderó de tus ojos
y no moviste más 
que el péndulo
de la espera?

Sabías que el paisaje 
se mueve y sin 
embargo te 
quedaste.

La pregunta es dónde
¿Qué lugar es ese?
Ese territorio de piedra
sin mar, la flor mustia
de un pasado sediento.


Ese pasillo
de láminas de algodón
se tiende como un laberinto

Literatura fantástica: «La otra noche de los sueños», un texto de Alex Armega


Convertido en un muñeco corría descalzo por el jardín que era una selva. Mi tamaño se había reducido al de un soldado de plomo. El sueño se tornó pesadilla cuando vi venir a nuestro gato. Me oculté detrás de una margarita. Parecía un león o una pantera, caminaba con gatuno sigilo, como si temiera despertar al hombre que lo sueña.
Nadie recuerda muy bien lo que le sucede en un sueño. Lo inventaré de nuevo: si en el sueño el jardín era una selva, y el gato un león o una pantera, la paloma parecía un pavo americano cebado para el día de acción de gracias. A prudente distancia, para no espantarla, nuestro gato escondió la cola y bajó el lomo. Agazapado como un tigre esperó

"Entre el caos y la reflexión: Una conversación con Juan Carlos Vásquez". Por Wafi Salih

“Me pareció fantástico poder crear un escenario donde las víctimas pudieran vengarse de sus agresores: personas aparentemente frágiles que dan rienda suelta a su ira cuando son estigmatizados”. 


Entrevista a Juan Carlos Vásquez


“Necesitamos el valor de ir hasta los márgenes, de penetrar en todo para sabotearnos y violar la rutina que nos imponen, alimentas el texto y auto justificas tus más descabelladas acciones”. 

El clímax literario en el libro «Dum Spiro Spero y otros cuentos» de Adso E. Gutiérrez Espinoza | Por Moisés CÁRDENAS

Escribir no es solo teclear letras en una computadora o pasar los dedos por un ordenador, ni tampoco colocar la expresión de un filósofo mientras cae el ocaso, para después acariciar un lápiz y trazar unas cuantas palabras sobre una libreta, mientras la hoja en blanco espera… Escribir es un oficio que va desde el conocimiento hasta la expresión misma. Más allá de la llamada inspiración, el cuentista conoce muy bien el acto creativo, y sobre todas las cosas, es un creador de las palabras.  

El libro Dum Spiro Spero y otros cuentos de Adso E. Gutiérrez Espinoza, publicado por Ediciones Eternos Malabares, El Colegio de

Hacia un eficaz y auténtico periodismo de investigación | Por Raúl Allain (*)


En un ensayo anterior, afirmamos que los retos del periodismo de investigación son cómo encontrar información valiosa para el público; cómo valorarla, analizarla y contextualizarla; cómo transmitirla de forma que traspase el caos de la hiperinformación y llegue al público que la necesita. En síntesis, busca “Discernir entre la realidad y la fantasía, entre los hechos reales y la propaganda”.
Surge la pregunta: ¿eso se está realizando en el periodismo peruano actualmente? Por lo pronto, en estos últimos meses la prensa peruana está revelando indicios de presuntos actos de corrupción en este gobierno y su entorno, lo cual evidencia que todavía está pendiente la reforma

Desde Gödeken: El marchar de las palabras», un relato de Gustavo M. Galliano

Estoy un poco preocupado, hijo. Me pregunto qué me estará pasando. Llevo una temporada difícil y me preguntaba si te has dado cuenta de ello.
Ha comenzado hace algunos años. Cierta dificultad en encontrar ciertas palabras, ciertos objetos ciertos… Al inicio no le dediqué demasiada atención, pero precisamente se trata de mi atención dispersa, y no recuerdo entonces si fue así, o esa dispersión devino en falta de dedicación a la mencionada atención.

Inicialmente fueron pequeños detalles, como ir extraviando cabellos, o perder ciertas cosas, principalmente gran parte de la visión perfecta que poseía. O que

«Donde nacen las mariposas», un texto autobiográfico de la autora brasileña Caroline Cruz

Negación
Mi menstruación llegó por primera vez a mis 13 años. Ya sabía de qué se trataba, y cuando vi mi ropa íntima manchada con sangre, exclamé un “¡oh no!” mientras algunas lágrimas salían de mis ojos. Con el calzón a la altura de las rodillas, busqué a mi madre.

-¡Mira, mamá! – Ella bajó la mirada y subió la sonrisa; primero sonrió con los ojos, después mostró los dientes. - ¡Te convertiste en mujer, Carol!”

Al menos alguien estaba feliz…

El día siguiente a mi menarca fue melancólico. Tan frío y nublado

«Zona de paz» y «Orden de captura», dos poemas de Rolando Reyes López

ZONA DE PAZ

Nunca iré a Cali, Medellín, al Triangulo de Oro,
ni a las siete Bases Militares;
colombianos ni inmigrantes de Siria 
tocarán la puerta de mi casa;
no hay humo de amapolas en mis habitaciones,
nadie mastica marihuana en mi balcón,
la guerrilla no sabe que soy nieto de otro combatiente,
los oficiales del gobierno desconocen que mi papá
fue de los círculos de izquierda,
los paramilitares ignoran mis inclinaciones pacifistas,
las facciones sociales no

«La aldea global y el reto de las identidades regionales», un artículo de Raúl Allain (*)

El fenómeno de la globalización se viene imponiendo en el mundo. Lo que era impensable hace dos décadas, es ahora una realidad, más aún con el desarrollo vertiginoso de las nuevas tecnologías de la información y comunicación.
La tecnología de la globalización estudia un fenómeno basado en el aumento continuo del desarrollo y utilización de tecnología en todos los países del mundo, acercándonos a una época de creciente interconexión cultural global. 
Sin embargo, este rápido avance y la promesa de una “aldea global”, donde el intercambio económico, comercial y cultural es posible incluso arrasado con las “identidades regionales”, requiere

Percepción del «Mundo Inmundo» de Marie Josué Saintus | Alberto Jiménez Ure

Es rigurosamente cierto en el Mundo Inmundo [1] de Marie Josué Saintus: la perversidad puede ser una forma válida de existencia. Cuando la intelectual se comunicó inicialmente conmigo, lo hizo de una forma tan original que –de inmediato- le pregunté si escribía. Mi sospecha estaba fundada: ya ella tenía en prensa la mencionada compilación de sus extraordinarios y primeros textos.
Algunos son cuentos, sin duda impactantes: El tempo de la diosa oscura, La oveja negra, Jack, el oscuro y El ultraje (entre otros). En todos, la autora narra sin freno: es explícita, corrosiva, irreverente, persuasiva y nada moralista.

Periodismo y Sociología: Maquinaciones

Foto de Suzy Hazelwood

En cada uno de los escritos que componen esta sección, Raúl Allain Vega, poeta, sociólogo y periodista cultural, nos brinda una mirada crítica y perspicaz sobre una amplia variedad de temas que impactan nuestra sociedad, tanto en Perú como en el resto del mundo. Su habilidad para abordar desde cuestiones sociales y políticas hasta asuntos de salud mental y globalización, revela un profundo compromiso con la exploración de los desafíos contemporáneos que enfrentamos a nivel local e internacional.

«Ludwig Van», un relato de Adrián Sosa


No podía descansar, tenía tormentas en el alma. Daba vueltas en la cama sin pensar en el cuerpo que sollozaba a su lado. Una lluvia de palabras inconexas, giraban en su mente, al tiempo que daba manotazos esporádicos en la oscuridad del cuarto. La reja del miedo era  y eso lo volvía loco. Fue con la explosión cerca de su oído, que sus pensamientos se desvanecieron. Sólo un salto al vacío podía acomodarle los nervios. Abrió la ventana para respirar, no estaba dispuesto a morir y eso lo tenía claro, saltar no era una alternativa. El cielo estaba gris, la calle mojada. En su cabeza aún retumbaba el sonido del disparo. Fue un casi. Hasta su nariz llegó el olor a pólvora y se sintió limpio.

«Conejo Negro», un texto del autor bonaerense Federico Ambesi

He parido un conejo negro, con negros ojos y dueño del culo más sucio que jamás haya visto. Parece no dormir, pero reposa a pesar de que todo el cuerpo pulsa como un motor al que gobiernan pulgas y nervios por igual. De este animal me asombro cada día, pues el sol y su luz divina no doblegan su sombra. Nada lo hace reír, a excepción de mis derrotas mundanas, tan absurdas como yo. Y es cuando me rindo, que hablamos sobre sus meditaciones (dedica tardes enteras a la observación) De él aprendo, me ha enseñado todo lo que sé. Por designio de Brahma, es tan inmundo como un cerdo; tal vez un tirano se haya hecho carne en

Desde Argentina: «Perseguidos», un relato del poeta y escritor venezolano Moisés Cárdenas

Caminé por un pueblo donde las casas estaban envejecidas, las tejas rotas, las calles agrietadas, los postes de luz caídos, la basura esparcida; todo estaba corroído. Miré por todos lados y no vi señales de vida, el lugar era fantasmal. Absorto ante la situación, traté de buscar a alguien, que me explicara dónde me encontraba. 
Estuve por el sitio durante un rato, pero luego fui sorprendido cuando escuché un bullicio, mi corazón latió con fuerza, de modo que miré hacia los lados, y de pronto apareció un gentío que bajaban por una cuesta. Entonces me corrí hacia un lado, porque la gente pasó frenética. Las personas batían airadas escobas, machetes, rastrillos y palos.

«Veintiocho días», un relato del autor argentino Juan Luis Henares

Veintiocho días en aislamiento. Sin embargo, lo correcto sería afirmar que fueron veintiocho días prisionero en este hotel sin estrellas en el que me recluyeron. Es probable que denuncie al Estado, pues me tuvieron confinado sin mi aprobación; me robaron la libertad, ¿quién me devolverá el tiempo perdido? No tuve fiebre, dolor de garganta o tos, ni siquiera pérdida del olfato o del gusto, soy asintomático. Podría haberme quedado tranquilo en mi hogar, sin necesidad de estar enclaustrado en este horrible lugar. Anoche el segundo test dio negativo, confirmaron que ya no tengo en mi cuerpo el COVID-19, y hoy al fin me iré. Al regresar a casa me pondré en contacto con un

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"Entrevistas y reportajes" en el mundo de las letras y las artes escénicas

Esta selección de entrevistas y reportajes realizados por Juan Carlos Vásquez para diversos medios y revistas, reúne a una amplia variedad ...