Esta mujer (preciosa), posee todo para considerarla una amante perfecta, y no me refiero solamente a su suculento cuerpo, que volvería loco de amor, a cualquier enamorado. Dueña de unos pechos, perfectos, consistentes, blancos, con pezones rosáceos, y de donde brota leche materna, cual manantial de milagros eróticos. De piernas tan agraciadas, bien torneadas, exquisitas, y de una longitud ideal, para cruzarlas, y enseñarlas como muestra de la sensualidad total.
- Inicio
- Entrevistas
- Narrativa
- Microrrelatos
- Poesía
- Ensayos
- Artículos
- Reseñas
- Autores
- Literatura por países
- Mapa del sitio
- Archivo & Descargas
- Dossier #1 – EPUB
- Dossier #2 – EPUB
- Dossier #3 – EPUB
- Catalogo de revistas
- Outsiders
- Pandemónium
- Fotoreportaje
- Música
- Traducciones
- English Corner
- Colaboraciones
- Quiénes somos
- El Manifiesto
- *Webmaster»
Mostrando entradas con la etiqueta José Alberto Capaverde. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta José Alberto Capaverde. Mostrar todas las entradas
Desde México: La santa erótica, un texto de José Alberto Capaverde
El cielo está encapotado, y este día parece que él mismo, intenta dejar de ser la bóveda celeste, como que de tanto “estar ahí”, sufre de soledad perpetua. Hasta muestra en su “rostro índigo”, ese descontento eterno, y de vez en cuando cambia de color, y llora tormentas eléctricas. No se come a sí mismo, sólo porque se encuentra tan fastidiado, como para intentar semejante actividad, que requiere sin duda de un gran esfuerzo. Allá a los lejos el sol escondido, sufre de calosfríos dolorosos, y en ese
Los sonidos de la esperanza: José Alberto Capaverde "El seis" - Por fin hemos pagado nuestros pecados
Él miró por última vez a la mujer escuálida, de rostro sombrío, y atuendo ennegrecido. Esta sombra se dirigía sin rumbo, como alguien que ha perdido la cordura, y presa de alucinaciones, deambula sin certeza ni determinación. Iba vestida con ropajes antiguos, vetustos, de colores oscuros, y un collar de esmeraldas brillaba en su pálido cuello. A lo lejos parecía un ser desconsolado, que iba (o parecía) sostenida por cuatro buitres, los cuales con sus aleteos y graznidos, la elevaban un poco y la volvían a bajar a la tierra quemada.
"Crónicas de un hombre adicto a la leche", por José Alberto Capaverde 'El seis'
Él se llamaba Pierre, o cuando menos así se le conocía, en esa colonia destruida, y apartada, donde no pasa ni siquiera un ave moribunda. Él tenía como diez años, que salía a trabajar, y regresaba a hogar, se sentaba, prendía un cigarrillo, se acercaba una botella de leche, y entre fumada y sorbo, miraba el cine de su mente. No tenía esposa, ni siquiera una amante, tenía una muñeca de plástico, con algunas características "humanas", siempre estaba al lado contrario de la mesa, para que pareciese que era su compañera, que tenía una mujer, y que no estaba tan solo. Afuera se escuchaba cómo combatían los de derechas e izquierdas, por el control de una metrópoli hecha cenizas.
"Nouvelle litanie", la transgresión erótica de José Alberto Capaverde. El Seis.
Higos que caen y se abren la cabeza.Cuerpos desnudos que son palmeras ebrias.Granadas abiertas de piernas menstruantes.Ojos brunos que lloran lagunas.Cabellos más negros que la maldita oscuridad.Mojada el alma, busca refugio en un cuerpo vacío.Campana que se ha quedado muda, tiene fiebre.Aves que caen muertas a millares, el viento ha fenecido.Lluvia de cocos.
Gata verde que levita: José Alberto Capaverde
De sus pechos salía niebla que escapa.Era un fruto dulce y adictivo.No una mandarina.No un higo.Dos toronjas dulces y ácidas, según la pasión.Pulpa que maravilla.Color rosado.Jugo que embruja.Olor que hace latir el corazón.
Un oasis en el desierto de los hombres.Su saliva el mar que refresca.
"El Erótico Demonio": un poema desde México, por José Alberto Capaverde"
Ella sentada, afuera de su Palacio de Madera, de una colonia marginal, siempre me esperaba, cuando por el camino sinuoso, daba tumbos y vuelcos, buscando en sus brazos la hoguera anhelada...Ella vestida en bata raída, donde mostraba un poco del corpiño y bragas, se acomodaba en una silla desvencijada, abierta de piernas, y fumando, me evocaba, al mismo tiempo que pasaba su lengua de gata sobre sus labios púrpura.
"'Tripolar' por José Alberto Capaverde: La genialidad narrativa de 'El Seis'"
"Tripolar" es un relato escrito por José Alberto Capaverde, también conocido como "El Seis". En este texto, el autor nos sumerge en su mente peculiar y nos presenta sus intereses y obsesiones. Desde su fascinación por la frenología y la conducta humana hasta su admiración por figuras como Franz Joseph Gall, Carl Jung y Sigmund Freud, Capaverde nos muestra su enfoque en la exploración de la mente y la psicología. Expresa su desconfianza hacia los nuevos teóricos del psicoanálisis y su preferencias por costumbres antiguas. A través de su narrativa
Alucinación y Caos: «Tulia», un relato de José Alberto Capaverde "El Seis"
Ella siempre me veía; aunque el cielo estuviera obscuro. Me encontraba entre las infinitas formas que tienen las nubes. Se quedaba mirando por largas horas la bóveda celeste (para ella el tiempo no existía); no le daba el valor común que le dan los individuos. Ella podía pasarse “todo el tiempo del mundo”, observando un arcoíris lejano (sui generis). La capacidad de sus ojos había perdido el color; ahora sólo veía en blanco y negro. En una ocasión se quedó por tres meses mirando un buitre; el cual estaba cerca de su ventana, esperando la muerte. En todo momento miraba mi rostro dentro de su corazón; decía: que ahí tenía marcado su gran amor.
Huerto Pródigo | José Alberto Capaverde “El Seis”
Me perdí entre tus huesos helados.Pechos de vainilla.Sonrisas de bosques en Abril.Girasoles.Giralunas.Sobre tus hombros una carga de miradas.El sol se desangra.Tus ojos puertas clausuradas.Un abedul se masturba.Tus brazos primaveras en invierno.Corazones gélidos.Follaje de ausencias.Lluvia orgásmica.Tu sonrisa, huracanes violentos.Buganvilias tus labios.Tus amores, espinas de rosas negras.
«Ella», un relato de José Alberto Capaverde
Ella estaba tan alta, que mis manos no la alcanzaban, y mis ojos se alegraban con verla, soñaba con poseerla, yo era un niño de ojos verdes y rulos rubios.
Ella sabía que era mi tesoro, y el motivo de mis desvelos, y hasta la causa de mis temblores nocturnos.
Ella cruzaba las piernas y mostraba un poco de su braga y como por arte de magia, convertía todo mi día en pura felicidad y plenitud.
Desde México: «Santa Romelia del Pecado», un relato de José Alberto Capaverde
Allá en un lejano y triste pueblo, de nombre Santa Romelia del Pecado, que pertenece al municipio de San Torcuato del Sagrado Perdón, todo es como ausencia, como soledad, como vetusto, como añejo. No recuerdo con precisión en dónde queda enclavado semejante lugar, pero tengo una visión borrosa que está custodiado por cuatro cerros "desdentados". Pero en realidad no es tan interesante el lugar en sí, podría decirse que es otro más, de esos que se pueden encontrar
'Himeneo malévolo' y otros textos de Jose Alberto Capaverde
Himeneo Malévolo
Ella me dijo en mi oído izquierdo: no dejes nada (de mí) para mi futuro marido, termina conmigo, hazme tuya hasta que me salga el corazón por la boca, y me desparrame entre tu cuerpo.No contesté nada, sólo le levanté el vestido (inmaculado) de novia, le bajé las bragas, y la penetré como nunca, fue algo así como un cabalgata sexual, donde los gritos, gemidos, susurros, nos hacían ser más dichosos.
Poemas de Jose Alberto Capaverde
Llueven mujeres aladas
con ramos de cerezas
azules
en sus labios carmesí
vestidas con velos transparentes
vuelan sobre la ciudad
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
ENTRADA DESTACADA
Vindicación del Caos · por Alberto Jiménez Ure
En el vasto escenario de la naturaleza y la destructiva influencia del hombre, surge la "Vindicación del Caos" de Alberto Jiménez...
