Mostrando entradas con la etiqueta Alejo Tomas Ambrini. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Alejo Tomas Ambrini. Mostrar todas las entradas

«La espera», un relato de Alejo Tomas Ambrini

El café es una poronga. Está aguado, el filtro sucio y el aspecto de los mozos, viejos, dejados, ¡babosos! ¡Si se vieran la caras! Habiendo tantas cafeterías elegantes y distintivas me cita aquí. Espero que se avive y la próxima sea de noche, en una cervecería o un restaurante coqueto de la zona de Palermo, con luces de filamentos, mesitas afuera, colores y onda. La gente que está acá ni sabe a qué viene, ¿de costumbre? Sí, de costumbre.
¿Estaremos entrando en una rutina? Encima toda la gente que viene acá es gente grande y nosotros no. Pedro se recibió a los veintinueve, hace dos años labura en la secretaría de economía de gobierno y yo veinticuatro. Él puede sentirse viejo, pero yo no.

«Mi bicicleta», un relato de Alejo Tomás Ambrini

Hoy me robaron la bicicleta. Desconozco el horario, pero sé que fue entre las siete de la mañana y siete de la tarde. La dejé en el poste de alumbrado, mal pintado y con pegatinas de alguna campaña electoral vieja. Mi bicicleta negra, una playera vieja y despintada que usaba para trabajar y me costó tanto sacrificio. Se llevaron hasta el candado que para qué les va a servir en caso de que hayan sido varios ladrones. Pero no importa, lo único en lo que no puedo dejar

Microrrelato: Diagnóstico general, un texto de Alejo Tomas Ambrini

Año 2041. Los colores de las paredes ya no son colores sino una especie de cartulina desgarrada por la sombra maligna de los años. El pasillo del hospital no se ve tan futurista como lo imaginábamos ni siquiera atienden robots. Aún peor, tampoco se ha encontrado la

«Estaba en llamas cuando me acosté» un cuento de Alejo Tomas Ambrini

Un domingo por la tarde conocí a Ramiro. Camila me lo señaló como se señala a un culpable. Él llegó hacía nosotras con un skate bajo el brazo y una mueca graciosa en sus labios. Vestía unos pantalones anchos, unas zapatillas negras de marca Vans y una remera negra, gastada por los

'Perros de la calle', relato de Alejo Tomas Ambrini

Los mejores días habían sido los que acababan de pasar. Para ser exacto tresciento cincuenta y nueve días, ni uno más ni uno menos. Los que quedaban eran un suplicio ingobernable, innecesario y dramatico. Pasada la medianoche o quizás más bien

ENTRADA DESTACADA

Vindicación del Caos · por Alberto Jiménez Ure

En el vasto escenario de la naturaleza y la destructiva influencia del hombre, surge la "Vindicación del Caos" de Alberto Jiménez...