Agua Regia
La ciudad de cristal está perdida.
Lo ha declarado la emperatriz,
un día más,
cortando el hilo de oro.
Lo ha dicho la sibila,
vaca codiciosa,
rumiando plácidamente
las ofrendas.
Agua Regia
La ciudad de cristal está perdida.
Lo ha declarado la emperatriz,
un día más,
cortando el hilo de oro.
Lo ha dicho la sibila,
vaca codiciosa,
rumiando plácidamente
las ofrendas.
Cruzó la pequeña puerta blanca, despintadala madera y colgando cabizbaja.Cruzó el dintel y la breve orla del sol le lamía los hombros.Entró encorvado y con el bigote en llamas.Entró acarreando una pala y un macizo de hortensias derrengado.Una vez un tulipán azul.Y tres veces un ataúd.Hubo días en que, al entrar, su mano callosa se demoraba unos
En En Vindicación del Caos, Alberto Jiménez Ure enfrenta la naturaleza al hombre destructivo. Sus versos muestran un universo donde el orde...