El miedo es una serpiente que a todos en algún momento nos atrapa; nos paraliza con su veneno y consume lentamente.
Existe toda una gama de presentaciones, desde la fobia a la sangre podrida guardada en bolsas de basura, o el terror de ser una mujer con nacionalidad mexicana. Hay un miedo encerrado en una burbuja, uno inocente como el del infante que se porta mal un día antes de que lleguen los reyes magos, o el del niño que dejan andar solo en bicicleta por primera vez.
También hay un miedo razonable como el que se tiene cuando una plaga de zumbidos de metal se adueña del aire y rezan para que no les pinchen una arteria o para que las malas detonaciones no entren a su cuarto y terminen por convertirlos en el adorno de un puente.
Mi miedo es uno nocturno, como el de aquel que no quiere dormir para evitar soñar que el fantasma de su hermano lo abraza y le dice que nunca existieron esos seis años de búsquedas entre pilas de cadáveres, que nadie se casó o se divorció, que aún sigue siendo el 2014 y qué desde esa fecha todo iniciará desde cero, que todo fue una pesadilla de la realidad y se entrega al calor de su pecho a pesar de saber que despertará solo, en un cuarto con dos camas.
Diego León Ramírez (Estado de México, 1999) ganó el segundo lugar en el tercer Concurso de Cuento Macabro CCH Vallejo, el segundo lugar en cuento en el Inter CCH “El vagón literario” y mención honorífica en el 21 Concurso Nacional de Cuento Preuniversitario “Juan Rulfo” organizado por la Universidad Iberoamericana. Participó en “La juventud y sus voces” y en el tercer Coloquio de literatura caribeña. Ha publicado en: PERSONAE, Materia escrita, Monociclo y Nocturnario. Su aspiración es estudiar Derecho. Escribe narrativa, cuento en general, y está incursionando en la poesía.
Fotografía de devn (en Unsplash). Public domain.
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