El Charro Negro del Ayotal», un relato del historiador Romeo Duvalierpeña Romeo

Llegamos a la comunidad el Palmar, descansamos unos minutos, jóvenes quédense a dormir aquí dijo don Cipriano, no les va a dar tiempo de llegar hasta donde van, gracias pero vamos a seguir caminando después de caminar unas dos horas la noche cayo como y todo se volvió oscuro, encendimos las lámparas y se fundían, cambiamos los focos de repuestos y se volvían a fundir. Caminemos hasta donde más podamos, tatarateando íbamos entre las rocas y plantas, a pocos metros una parte plana ahí nos quedaremos, encendimos los cerillos para alumbrarnos. , Limpiamos la parte donde ibas a dormir juntamos toda la juncia, piedras, ramas secas, para encender la fogata, algunos se les olvido llenar sus botellas con agua, siempre es recomendable no comerse toda la comida, algunos no llevaban nada para la cena, así que tuvimos que racionar para que alcanzara para un servidor, Neyver, Elías, Eleuterio, Abelardo y José del Carmen, hicimos un rol para dormir y mantener la fogata encendida de cuatro horas cada pareja. Lo bueno es que no llovió en esos días solo dos nailon llevábamos, en la madrugada se sentía fuertemente el frio, la neblina cubría todo el espacio a los lejos algunas luces brillaban de comunidades de Mapastepec, a las tres de la mañana se escuchaba que un caballo iba subiendo y el jinete silbaba fuertemente, pero paso un largo tiempo y no llego, así es que nos dormimos, a las 5 de la mañana desperté ahí estaban bien dormiditos los de la última guardia, tenían una roncadera y el fuego apagado, los desperté porque nos expusieron a todos. Apagamos todo rastro de fuego e iniciamos a caminar, a medio kilómetro estaba una improvisada galera ahí estaba viviendo una familia. 
Dimos los buenos días, nos ofrecieron un vaso de café a cada uno, nos dijo el señor que escucho voces en la madrugada pero no se animó a ir, también el silbido de un jinete en su caballo, en los pocos meses que lleva todos los días lo ha escuchado, en una ocasión lo alcanzo a ver ahí donde nos quedamos a dormir solo la silueta con un gran sombrero, comento que ha de ser algún espanto ya que los perros lloran al verlo. 
Si hubiéramos seguido caminando no hubiéramos pasado frio y tampoco dormido muy incómodo, continuamos a las 9 am estábamos llegando ya estaban preocupados porque tuvimos que llegar en el atardecer del día de ayer, la comunidad se organizó y nos dieron frijoles con café, realizamos las actividades acordadas para integrar a todos los niños y niñas de prescolar y primaria. Las madres de familia estaban haciendo unos ricos tamales para que nos dieran en la cena, era una gran alegría ver toda la comunidad integrada, había niños que venían de otras casas que caminaban 30 minutos también participando los padres de familia.



Romeo Duvalierpeña Romeo.. Nació en Pijijiapan, Chiapas. Licenciado en Historia por el CAMPUS III, UNACH. Maestrante en Pedagogía por el INEM. Se ha desempeñado en el campo de asesorías a Asociaciones Civiles y formulación de proyectos de carácter histórico y Proyecto editorial. Presidente de la Fundación Armando Duvalier, Asesor del Embajador de Paz y ética Global de La Unesco, Dr. Jorge Paniagua Herrera. En materia de promoción y desarrollo de Culturas Originarias y no Originarias del Soconusco. Integrante del Club de Periodistas de Sclc. Y corresponsalía de San Cristóbal de Las Casas presidente de la Sociedad de Geografía de Chiapas A.C.


Fotografía de   Shane Rounce (en Unsplash). Public domain.


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