Ligeramente curva, la gigantesca superficie recordaba la de un planeta fotografiado poco antes de que la sonda se posara sobre él, mientras que arriba la oscuridad azulosa se abría mostrando efectivamente la noche estelar. Sé que desde esa imagen han pasado millones de años y sé que en el sueño me llamo Paul. Nací en Quincy, Illinois, el 23 de febrero de 1915, y esta mañana, al ir a buscar el diario que me dejan todos los días en el antejardín, vi que el número de mi casa estaba cambiado.
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Levrero, Lihn y Elit: Fragmentos desde la penumbra
En la oscuridad total, mis ojos buscaron una referencia y se volvieron a cerrar, sin haber encontrado las rayas horizontales, paralelas, que habitualmente dibujaba la luz eléctrica de la calle, o el sol, al filtrarse por entre las tablillas de la persiana. No me podía despertar; y aunque no recuerdo ninguna imagen, ningún sueño, pienso en mí mismo, ahora, como en un ser que vagaba sin rumbo, con los brazos colgando
Tres poemas de Jornadas neorrománticas (Averso, 2024), un libro de Sebastián Waldo
Antigua benefactora de mis delirios,yo quise abrazartey terminé despedazadoen el fondo de los días.Si insistes en que pronunciealguna especie de juramento,solamente diré: tal vez estamos soloscomo el juguete rotoque un niño dejó en el patiojunto a su infancia oxidándose en la maleza.
Tres poemas de Edgardo Carreño Domingo - Píldoras como tromba en el esófago
Un ojo izquierdo parece más grande
o es por el párpado opuesto caídoo el ojo realmente es grandey además el párpado está caídoy la esclera del lado más abiertopareciera ser más blancao solo es un reflejo de la luzo en realidad todo parece más blancoy no importa el color pero sí el pesoun poco de piel cargando la culpaun guion con sus pies bajo la tintala angostura de todo desenlace.(Perspectiva)
Una muestra poética del libro "Eros, poemas de amor y otros lugares comunes", de Teresa Calderón
Agitaste mi vientrecomo huracanesentre mis piernasa 300 kilómetrospor minuto.Con tus pestañas insolentesvoy a tatuarme en ti.Cuando muerapodrás reconocerte en mi locura.
Desde Chile: IA, Rimbaud & Neruda, por Ernesto González Barnert
La imagen la descubrí navegando por ahí, seguramente creada por Inteligencia artificial [IA], de Arthur Rimbaud. La fotografía iba con la siguiente leyenda falsa pero hermosa de haber sido tomada en días posteriores a la escritura de "Temporada en el infierno" por un fotógrafo callejero de nombre Ernesto, en días en que nadie se hacía eco de su "Temporada en el infierno", escandalizados por los recientes hechos en Bruselas, donde Paul Verlaine seguía preso. Asunto que me hizo recordar de golpe, el poema, más bien oda, que Pablo Neruda le escribió para la
Surrealismo y locura: El descenso a los infiernos de Antonin Artaud y Leonora Carrington. Texto y Fotografías de Rakar
El poeta Antonin Artaud y la pintora Leonora Carrington vivieron la experiencia de pertenecer a uno de los movimientos artísticos más relevantes del siglo 20, a saber: el surrealismo. A la luz de esta experiencia vital, pueden distinguirse ciertos puntos de confluencia que los acercan, y a su vez los distancian, que los vinculan y a la vez los diferencian, y que marcaron, en mayor o menor medida, el afluente o derrotero seguido por cada uno de ellos. Estos cruces convergentes son: su participación en el movimiento surrealista propiamente tal, la experiencia de la sinrazón y la subsecuente internación en asilos mentales, las fuentes de inspiración que les nutrieron, su visión del arquetipo femenino y el sexo, su relación con las palabras y la literatura y, finalmente, el deber del artista en un mundo que se ha vuelto anormal.
¡NUNCA MÁS, NUNCA MÁS! (Tras la sombra de Edgar Allan Poe en Filadelfia) | Fotografías y texto: Rakar
El poeta es igual… Allá arriba en la altura…Desterrado en el mundo concluyó la aventura:¡sus alas de gigante no le sirven de nada!El albatros, Charles Baudelaire
Un poeta llorará cuando todos ríen, y reirá cuando todos lloran. Escapará a los pensamientos gregarios, por muy de vanguardia que estos pudieran parecer en su momento. Y es que el alma sensible y poética rehuirá siempre de ese
Descargas electromagnéticas | Sobre el poemario «La danza de las esferas» de Sandriuska Theremin, por Pablo Fante
Al abrir La danza de las esferas de Sandriuska Theremin, descubrimos de inmediato un fragmento del poema «La palabra» de Gabriela Mistral (Lagar, 1954): «Yo tengo una palabra en la garganta / y no la suelto y no me libro de ella / aunque me empuja su empellón de sangre». Esta cita aislada invoca el poder del lenguaje que hierve en nosotros y se nos atraganta. Es una palabra violenta y peligrosa, porque si la soltamos «quema el pasto vivo, / sangra al cordero, hacer caer al pájaro». Justamente, este poemario de Sandriuska Theremin utiliza el poder de la palabra para hacer girar en armonía diversos elementos de la realidad y la naturaleza que, al
El pensamiento del poemario "Por Descartes" de Yasmín Navarrete
René Descartes fue un héroe del pensamiento, porque sus palabras las llevó más allá del papel, no solo dejó sus escritos, sino que plasmó una frase que dejó en el pensamiento de sus seguidores, pero también de todas las almas terrenales, al moverlas con la siguiente frase: «Pienso, luego existo», palabras que quedaron para la historia, ya que el filósofo en un estado de contemplación las escribió en su mente para dejarla escritas. Dicen que las palabras se la llevan el viento, pero lo que refirió Descartes, sin duda tuerce al ser humano, quienes van y vienen como trashumantes, algunos piensan y otros no, porque viven en sus
Tránsitos, revueltas carnales. «Valija perdida»: un poemario de Rodolfo Pérez-Luna | Por Juan Carlos Vásquez
En un hábitat agreste y agresivo siempre la vida te invita a andar… en el redescubrimiento de esta sensación centra Rodolfo Pérez-Luna su poemario «Valija perdida». 99 poemas en una maleta: abandono, orden, desorden. Un trasfondo constante donde se poetiza las naturalezas más internas y reveladoras.
«Abandono a la buena de dios los mejores noventa y nueve poemas, dejándolos a interperie…».
(Trinidad evocada).
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La presente serie reúne dos estudios visuales que indagan en la relación entre estética, locura y memoria histórica. En Nunca más, nunca más, Rakar reconstruye el vínculo entre Edgar Allan Poe y la ciudad de Filadelfia, mientras que en Surrealismo y locura aborda las zonas límite del pensamiento y la creación a través de las figuras de Antonin Artaud y Leonora Carrington. Ambas obras forman parte de un proyecto en curso que anticipa nuevas exploraciones visuales en torno a la literatura, el delirio y la sombra como lugar crítico de enunciación.
Adentrémonos en un viaje de descubrimiento en la histórica Filadelfia, mientras Rakar sigue los pasos de uno de los más grandes escritores de la literatura gótica y de terror: Edgar Allan Poe. En este evocador fotoreportaje, nos embarcaremos en una exploración de los rincones ocultos y los lugares que inspiraron a Poe en su vida y obra. Desde los oscuros cementerios hasta la penitenciaría que modeló su visión del mundo, esta travesía nos llevará a las profundidades de su melancolía y su legado literario.
"Poesía desde Revel, Midi-Pyrenees: Consuelo Arriagada Saavedra"
Desde la torre de sal el viento desanuda sus pasos terrestres, las estaciones deambulan esféricas por la orilla del mar.
Creí haberte dicho que el voraz olvido nos acecha y que un día te preguntarás si el de hoy eras tú o si alguien en sueños te susurró esta historia. El tiempo, ese gran desmadejador, arruina también la unidad de la conciencia.
Y ahí vaspasajero de un trenhacia un lugar sin retornomientras la lluvia caey el viento arrullasobre tus pasosla cabeza desnuda.
Erick Diez: Creo ser yo el problema | Poesía
"Tengo ganas de vivir ,de devolverle el golpe al golpe ...pero todo se pudre dentro de mi corazón.prendo el cigarrillo y el humo se cuelapor entre las rendijas de este cuartocon olor a encierro.Esta noche todos mis huesos son ajenos ;(quizás los enterré dentro de otros cuerposo quizás en otras almasen alguna noche de juerga)...hay un vacío en mi que no dejo
Versos para mi muerte: Liz Gallegos
Desde la ventana entreabierta de esta habitación violetaContemplo caer hojas secas por el vientoCrujen oxidadas las bisagrasY en penumbras me desnudo frente al espejoMienten mis piesPorque no saben cómo decir que el tiempo se me acabaY que no podrán soportar más este cuerpo cansado.Dejo caer la ropa al piso y me detengoMe detengo ahíDonde la muerte dejó una cicatrizCuando se presentó frente a mis ojos incrédulos.
Desde Estados Unidos: una muestra poética de la autora chilena Paula Cucurella
Plegaria al padre enfermoHoy, replicar una sonrisa, mostrar los dientes,dejar un ventileroamarfilado, mientras a la cuna de tierrala boca del estómagoacariado en tintas salivas para regarla mesa donde tardela taza ofreció remanso. Si pongo agua ¿cuántoscuento? Si la preguntallegara a mis labios y tú respondieras, yodescalza llegaríaa colocar otra manta que tus tibias piernasno extrañan y secreta
«Años dorados», un relato inédito de Daniel Espinosa Cuevas
Decidí contarles esta historia porque quizá, sea la última vez que escriba. He tomado una decisión, cuyo acto ejecutaré una vez que termine esta narración y, es altamente probable que sea lo ultimo que haga en vida.
Todo empezó hace poco mas de dos meses. En realidad comenzó hace varios años, pero hace dos meses inició el comienzo del fin o tal vez el inicio de un nuevo comienzo. En fin, trataré de no confundirlos con mis elucubraciones de viejo. Tengo ya, 72 años pero no crean que estoy chochando. Aun estoy perfectamente lucido y consciente de mis actos.
«A que demonios juegas», un poema de Erick Diez
A que demonios juegas- me preguntas -Con esa voz tan tuya.Al carajo - te digo-Mientras empuño mi mano derechaListo para darEl último golpe de la noche.Te miro a los ojos y piensoQue sólo soy otro pobre hijo de putaQue camina amenazado por la muertePreguntándose donde estáCuando uno la necesita.
«Jesús jurásico», un relato del autor chileno Eduardo Valenzuela Jara
Allí estaba el hombre, viendo televisión, sentado en un rincón de su celda transparente. Lo fui a ver en febrero porque era temporada baja, yo había comprado un boleto “Premium” que me daba derecho a charlar un par de minutos con él. A través de las paredes translúcidas vi como un funcionario entró a la celda y lo obligó a levantarse para llevarlo al área de entrevistas. Cuando entré a la celda me condujeron hasta la sala de la reunión. Él me esperaba allí, de pie, vestido con una túnica de lino
Desde México: «Doctor sangre», un cuento del autor chileno Pablo Jorge Díaz
Fue hace más de 20 años que pasó está historia, no recuerdo si estaba en un café o en un bar de la postal. Solo tengo claro que debió ser mi último año de universidad en la UNAM, en esa época mis compañeras eran Isabel y sus tres amigas, recuerdo que ellas se la vivían metidas en aquellos temas del budismo, el reiki y la sanación. Yo las acompañaba siempre a clases de yoga, pero mi única amiga era Isabel, con ella compartía temas de investigación y una buena parte de mi día.
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Vindicación del Caos · por Alberto Jiménez Ure
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