Vamos en el subterráneo desde Leando N. Alem y con regreso a Pueyrredón cuando escuchamos a un hombre que de primeras no está enterado de mucho, o de nada. Nos pregunta:
—¿Estamos ya en Pueyrredón? ¿Cuánto falta?
Tiene el tono de voz más alto y pronunciado que cualquier otro pasajero.
Nosotras nos miramos las caras, inseguras de si responder o no.