Iluminado por las bombillas luminiscentes que adornan la barra, medito sobre lo patético que es estar solo ahí. Soy un tipo desaliñado, con una vida de mierda. Aunque nunca me interesó saber sobre él, inicio conversación con el barman para matar el tiempo.
—¿Cómo te llamas?—. Le digo porque no sé cómo romper el hielo. Me ignora. Tomo un sorbo de mi trago y desvío la vista. Las personas entran y salen contentas. Pongo un billete en el