“Buenas-buenas, muchachote… No hagas como si la virgen te hablara… (risas) ¡Qué chistoso, la virgen, hace mucho que no pienso en ella! En fin… ya estoy contigo, cachondón, como siempre me lo pides, ¿no?”
—¿Hmmm? Déjame dormir… no sé de… qué carajo hablas…
“Nada-nada. Tú me deseas todo el día. Desde temprano, cuando tomas primero esa taza de medio litro de café bien cargado antes