'Lejos, cerca, entonces', cuento de Mariela Anastasio


Sueña el árabe un sueño que lo cansa. Otra vez el desierto, la tormenta de arena, el sol incesante. Los ojos rojos, resquebrajados, secos. Un vendaval blanco, unos gritos distorsionados. Voces difusas que se van apagando hasta dejar una profunda soledad. Silencio. Se han ido, se ha muerto. Despierta.
El sudor moja la almohada. Las gotas corren por su frente ya anciana. Lo ha vuelto a soñar, y lo ha vuelto a perder. Otra vez. 

Se levanta persuadido de que algo tiene que hacer con eso. Está seguro que no es sólo un sueño. Pero su mente no le muestra más: siempre el mismo fragmento, como si no hubiera nada más allá.
Se prepara un café fuerte, luego una ducha tibia, el guardapolvo y las 30 cuadras en auto que lo separan del hospital. La ciudad también es como el desierto, piensa. No importa cuánta gente haya. Se siente solo igual, aunque a veces algunas personas sí son cálidas, y allí entre los enfermos que lo necesitan se siente bien, y logra así mitigar algunas penas que no dejan de dolerle. Nadie sabe cuánta pena guarda. Su semblante siempre parece el mismo, el de un tipo serio que sabe lo que hace. Es jefe de cardiología, y eso y sus zapatos de cuero lustrado, sirven para imponer cierto respeto, para que no quieran indagar. Piel tostada, ojos verdes. Un tipo bien parecido, que sabe muy bien disimular su edad, que siempre huele a perfume caro y que tiene más propuestas e insinuaciones desde que se sabe que es viudo. Todas apariencias. Manual del médico de clase media (pero por adentro otra realidad y por la noche esos sueños que le abren la puerta a una sospecha, a una dimensión mucho más interesante que esta vida que lleva de manera más o menos exitosa, pero que por momentos lo aburren y más desde la partida de Magda).
Lo sobrelleva igual: con libros, y buena música los fines de semana. A veces pequeños viajes, viajes solitarios de horas en el río, en su velero blanco. Ahora el hospital. Se siente disperso esta mañana, como melancólico. ¿Por qué otra vez el sueño? 
La sala de espera repleta de gente, con casos parecidos. Algunos más graves que otros. Más de lo mismo, hasta que aparece algo que siempre salva el día. Esta vez un episodio extraño, uno que lo sobresalta: a su consultorio entra un paciente, que en principio parece conocer. Es un hombre de unos 60 años. Le pregunta el nombre y no, nunca lo ha atendido. Apoya sus manos sobre su tórax, y entonces siente algo, una vibración, una cercanía. Continúa con los procedimientos de rutina, todo en silencio. El hombre no lo mira. El médico le pide que se vista y ahí es que el paciente lo mira por primera vez a los ojos y le dice:

—Es porque ya nos conocemos
El médico se queda mudo, incapaz de contrariarlo.

 —Yo también lo he sentido. Mi nombre era Samid.

—No lo comprendo.

-No trate, doctor, pero sin querer incomodarlo, le pido que se pare frente a mí y me mire un momento a los ojos...

El médico lo hace. De repente aparece ahí, proyectado el fondo de la pupila, el desierto de sus sueños. En él se encuentran dos hombres con túnicas blancas y pañuelos que envuelven la cabeza. Son jóvenes. Solo caminan juntos. Se ríen. El hombre en el consultorio le toma la mano, la lleva a su corazón.

—Yo me morí en esos brazos aquella vez. Ahora le pido que me salve.

Aunque parezca una locura, lo cree todo. Porque el sueño, porque él, porque Samid. Los ojos se le llenan de lágrimas. Se abrazan.

—Aquella vez no pudiste, pero tenemos otra oportunidad ahora.

—Vístase.
El médico se aparta, mira de soslayo los estudios. El hombre lo observa desde la camilla.

—¿No va a decirme nada?

—Sé que es cierto, y que por su muerte he sufrido.

—Unos sueños me trajeron hacía usted en esta vida. No puedo explicarle todo.

—No lo haga

—¿Entonces va a ayudarme?

—Vuelva la semana próxima. Necesito pensar.

Es tal la conmoción que siente, que le dice a su secretaria que ya no seguirá atendiendo. Toma sus cosas, sube al auto y regresa a su casa. El camino lo recorre muy distraído, tanto que en una curva no termina de tener el control del vehículo, derrapa y se golpea la cabeza contra el volante. En su inconciencia aparece borrosa otra vez la imagen del desierto, y ahora Samid regresa más nítido (tiene los ojos del paciente que acaba de ver) La escena sigue un poco más que de costumbre, y entonces ve que Samid se le acerca y lo besa. Él se siente a gusto, pero confundido, otros hombres los ven y deciden atacarlos. Samid se interpone y muere. Luego un vendaval de arena, gritos, y su cuerpo también tendido en el suelo. Los ojos abiertos, astillados. Despierta, se sobresalta. Tiene un chichón en la cabeza, no se ha hecho demasiado. 
Enciende el auto y regresa al hospital. Allí le pide a su secretaria los datos del último paciente, entra al consultorio y lo llama.

—Soy yo. Tenemos tanto que hablar... necesito volver a verte. Tus pulmones tienen todavía la herida de aquella puñalada. Pero esta vez te voy a salvar.



Mariela Anastasio
Argentina

Escritora, dramaturga y docente. Prof. de Comunicación Social, egresada de la UNLP. Participó en festivales internacionales teatrales (España, Colombia, Perú, Bolivia, El Salvador, Brasil, Venezuela y Ecuador). Estrenó 13 obras en Argentina, 1 en Venezuela y 2 en España. Invitada 3° Encuentro de Dramaturgia Femenina, Atenas 2021./ Participó del festival “Mujeres Parlantes”, Barcelona 2021/Seleccionada por Ediciones Afrodita para integrar antología poética “Melodías del alma” 2021 (con autores de distintos países)/ Finalista Certamen “Carro de Baco” (Barcelona, 2021)/ Publicada en la revista digital de teatro “Falso Mutis”, Puerto Rico, abril 2021/ Seleccionada por la revista eslovena Literatura.si para ser publicada en mayo 2021, con traducción al inglés y al esloveno/Ganadora del Primer Premio del Concurso de Dramaturgia, Teatro Abierto (La Plata, 2020) / Finalista Certamen “Cabezas Parlantes” (Barcelona, 2020/ Edinburgh Spanish Film Festival, Octubre 2020 Edimburgo)/ Invitada por Ed, Invasoras para integrar “De los días sin abrazos” (Madrid, 2020). Publicada en la revista Lado (B)erlin (Alemania, 2020 ). Finalista Certamen “Carro de Baco” (Barcelona, 2020)/ Publicada en revista Literaria mexicana “Teresa Magazine” (Diciembre 2020)/ Seleccionada por Ed. Manticore, Certamen “Migrantes” (Gran Canaria 2019), Publicada en “La Patria de los Parias”, Ed. Invasoras (2019, Madrid)/ 1° Premio I Certamen de Microteatro de Horeca (Zaragoza, 2018) Seleccionada Microteatro Oficial de Barcelona (2018) Becaria del Fondo Nacional de las Artes (2019) Publicó dos libros, con el apoyo del INT: “Miscelánea de obras dramáticas” (2013) y “Breves domésticas” (2019). Club Hem, editó: “No será lo mismo” (Colección Emergente, 2018)

Contacto: Mariela Anastasio Autora (Facebook)
marianastasio@yahoo.com

Biografía y textos:


ILUSTRACIONES: El retrato ha sido remitido por el autor de la obra.



1 comentario:

  1. Que gran iniciativa la de reunir a tantos autores tanto noveles como consagrados...

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