Después de haber matado a millones de personas y haber marcado a los demás, el movimiento comienza a dificultarse de nuevo. Ahora, con tan poco espacio en las ciudades, es necesario esterilizar a la población y solicitar un permiso para cualquier acción. Sobre este trasfondo, surgen deseos ocasionales, como el deseo de reunirse en grupo o hablar con una chica sin haber hablado con ella. La lingüística y sus efectos, junto con la posibilidad de acoso debido a la proximidad en la fila, hacen que todo sea peligroso bajo las nuevas leyes. Y cuando te das cuenta de que has cumplido con todas las limitaciones y has programado tus palabras, estas se han ido.
Aquello que nos atrae, pero que ahora es más difícil de alcanzar, se manifiesta en todo. Es como si las personas reales no estuvieran presentes en ese momento y todo desapareciera: cosas y personas. Todo son anuncios que encierran reglas, signos que indican direcciones ante la mirada atónita de millones de mutantes que apenas pueden cerrar la boca. Muchos argumentan que la evolución marca el ritmo de nuestros problemas y que son necesarios. Lo explican como pequeñas modificaciones dinámicas en la circulación, pero a mí, que me gusta aventurarme a cualquier parte, me han retenido y en esta pausa he logrado hacer un recuento. He hurgado en el universo de mi memoria y he descubierto cosas que jamás pude imaginar. A veces el cambio es lento y gradual, y a veces, un torbellino vertiginoso.
Me adapto a la deformación, viendo cómo los que antes tenían autonomía ahora se convierten en muñecos, como si estuviera caminando por uno de esos peligrosos senderos donde la calle pierde su lógica. Las voces han terminado por penetrar, tienen una irresistible fuerza y producen una serie de síntomas a los cuales es inútil oponerse. Los viajes son así. Permanezco aquí, intentando evadir el turno, antes de volver a romper su orden. Me aterroriza la idea de un nuevo cierre, ahora que la calima ha engullido lentamente la claridad que hasta hace poco resplandecía. A medida que avanza el aire, este se vuelve espeso. Parece que la única opción es dar tiempo.
Fotografía de Adam Przewoski. (en Unsplash). Public domain.
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