Alegoría de la vejez
Era la vida y se nos ha ido fauno, llegamos tristes y vencidos al epílogo de los años, hoy jadeantes y desparramados yacemos ante el ocaso, envueltos en la miseria absurda del miedo y del desengaño, ¿Te acordáis cuando éramos jóvenes? Tu fe corría risueña por los arbustos y los prados, en el delirio del hontanar se recreaba mi ímpetu, las ninfas y las libélulas se entretenían en los nenúfares, y tú les cantabas y yo las amaba, de tu lira salían sonetos, de mi virtud donaires, y enredados en el silfo, espíritu alegre de los aires, corríamos con nuestras amantes por los floridos valles.
Olvida los viejos destellos de tu juventud perdida, ya no juegues con tu risa a enamorar la vida, ya no seduces, ya no enloqueces, ya no das cabida, tres lágrimas que se te escapan dejan de manifiesto tu felicidad fingida y en medio del nihilismo de tu porvenir infausto, tu corazón es un camposanto de agitación suicida.
Perdámonos por la espesura y embriaguémonos con la labrusca, que tal vez entre sus jugos encontremos una alternativa, aunque creo que ya es en vano, pues se nos van las piérides y por más que busco, no encuentro fuerzas que a mi piel revivan. Resignemos fauno la ansiedad profunda, resignemos las quimeras, la venustez, la risa, que se nos viene la madrugada con su espesa bruma y en medio de estertores me ciega con su brisa, ¡Oh, témpora! ¡Oh primores! ¡Oh, frenesí de sueños que fluyen como perfumes!
Ayer cual Adonis enamorado, a la Proserpina le hurtaba sus centifolias y hoy imploro junto a mi lápida el favor imperioso de las mismas glorias. Ayer cuando eras joven dejabas pasar los días y yo te decía “aprovecha la vida fauno, no dejes escapar el tiempo que se va y no vuelve, penetra en el lecho de las codornices y sabotea sus nidos, corre detrás de los coleópteros, hazte el Dios de los ovíparos, deja de podar las vides que te envejece el vino, ¿No ves que Policarpa se desnudó en el río y adornó con sus encantos la soledad del mundo?, corramos fauno detrás de la lujuria y embriaguemos a la hermosura con el néctar de tus uvas, aprovechemos que Apolo está dormido y gocemos con las ninfas hasta que se despierte y suba, y tú me mirabas fauno, inmerso en tu amargura, tu pena era un rosario que te doblegaba el alma, y llorando sin mesura mirabas hacia el Escamandro, y gritando tus fracasos me dabas la espalda, te sumergías en el lúgubre laberinto de tus temores y tus fastidios, y hollando en la tierra húmeda con tus pesuñas arrancabas los níscalos y las flores.
Es la vida fauno y se nos va, en mi último suspiro colma con tu jarro mi ansiedad, regálame unas gotas de tu glorioso elixir, ve y corre, llama a cuatro ninfas, dejad al viento con sus alas y doblégate ante el embrujo, que están de bermellón teñidos los escaramujos y la tarde es un canto de melancólicas arias que a mi ser refina, y que a pesar de esta iracunda desventura mía, a entrar sosegado, sin odios ni agonías, al altar me anima.
Albo Aguasola
Venezuela 1975. Residenciado en New York desde 1995. Escritor de novelas, ensayos, cuentos y poesías. Una de las novelas, “Vasonegro” fue publicada en la Ciudad de New York. En Venezuela se publicó “El Fantasma de Prospect Park”. Esta novela “El Fantasma”, se ha promovido durante cinco años en Venezuela y ha sido bien aceptada por lectores de todas las edades, hemos hecho presentaciones en las ciudades más importantes del país y también en pequeñas ciudades y pueblos, en universidades, colegios, casas de la cultura, librerías, museos y otros sitios de importancia, hemos participado en la feria del libro de Caracas, Maracaibo y otras ciudades venezolanas. También poseo un espacio radial de lunes a sábado, que trata sobre el libro y donde además promovemos la cultura en general, música, literatura, poesía, filosofía, otras ramas del saber, entrevistamos músicos, poetas y escritores locales. alboaguasola@hotmail.com
Fotografía de Anne Nygård (en Unsplash). Public domain.
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