«El mundo dando la vuelta en 80 días “pandemia”», un texto del médico anestesiólogo y escritor Julio Andrade Larrea

Día 59
Fue una mañana relativamente tranquila con una sola cirugía aunque un poco larga . Una histerectomía laparoscópica que no es muy usual en nuestro hospital. Le convencí a la paciente para hacerle primero un bloqueo espinal con buprenorfina y levobupivacaína hiperbárica y anestesia general. Que pena que por esta situación se han suspendido los chequeos y visitas preanestésicas. Era la oportunidad ideal para explicarles a los pacientes acerca del procedimiento de anestesia y sacarles de cualquier inquietud. Ahora los conocemos un poco antes de pasar al quirófano . Ojalá pudiéramos tener una visita preanestésica con telemedicina. Sería genial……
A las 4 de la tarde y mientras me encontraba con un paciente bajo anestesia general me comunicaron que debía ir a la terapia intensiva COVID para intubar a dos pacientes. Les pedí que me esperaran unos 15 minutos hasta que llegara mi remplazo y poder cruzar. Cuando pude hacerlo fui bastante tranquilo porque ya había pasado la experiencia de entrar al quirófano hace 15 días. Pero en esta ocasión las cosas fueron muy diferentes. En primer lugar la enfermera que me recibió no fue tan amable y simplemente me entregó el traje para que yo me lo pusiera ya sin ninguna ayuda. Fui llevando desde el quirófano central una adaptación del face shield que yo mismo me ideé para evitar que cualquier aerosol pudiera llegarme a la cara . Simplemente le puse unas extensiones de plástico transparentes tanto hacia los lados como hacia arriba y atrás. Cuando lo probé me pareció que iría muy bien y hasta le bauticé como BURKA COVID . Bueno era la oportunidad de usarlo y así lo hice. El primer paciente me tomó cerca de 15 minutos el hacerlo y no tuve mayor complicación aparte de las molestias consabidas , mucho calor, falta de aire y poca visibilidad. Decidí lo más pronto posible pasar al paciente de la habitación siguiente. Este señor estaba muy consciente y tosía mucho. Yo entré con mi segunda BURKA COVID pero no sé qué pasó que la sensación de falta de aire en esta sala fue realmente insoportable. No solo que no podía respirar sino que sentía que mi corazón latía muy fuerte . De la desesperación empecé a sudar tanto que toda la protección externa se empañó totalmente. El paciente estaba ya listo así que no hice más que aguantarme todas las molestias , inducirle el sueño y la relajación muscular. Metí el videolaringoscopio y como no veía nada a través del face Shield me lo tuve que sacar. O hacía eso o simplemente fallaba en la intubación y el paciente se moría. Que angustiante. Solamente me quedé puesto el EPP , las gafas y la N95. No hice más que decirle a la enfermera que el paciente ya estaba intubado y que lo conectara a su ventilador. No sé de donde saque fuerzas para poder salir del cubículo. Creo que si tenía que quedarme un minuto más hubiera tenido yo mismo un ataque al corazón. Logré desinfectarme en la puerta, y cuando me retire el EPP mi traje estaba totalmente empapado como si hubiera entrado a un sauna puesto ropa. Esa es la sensación . Logré llegar a la ducha y mientras me limpiaba empecé a sentir un dolor torácico detrás de los omóplatos. No sé si se debía al estrés que me provocó una contractura muscular o fue un trauma fisiológico pulmonar por hipoxia y retención de CO2 . Las dos cosas se juntaron y ha sido para mi la experiencia más aterradora a la que he tenido que enfrentarme en todos mis años de anestesiólogo. Estar puesto todos los trajes de protección frente al enemigo y una vez que te lo enfrentas te los tienes que sacar porque no puedes respirar y no ves absolutamente nada. 
Pasé toda la noche pensando en todo lo peor. Seguro que me había contagiado ….
Ya en la noche y como si no fuera poco tuve que bajar a anestesiarle a un paciente de 87 años con un abdomen obstructivo por vólvulo de sigma. Tenia el abdomen como un tonel, y obviamente debía manejarlo como estómago lleno. Sus predictores de vía aérea difícil daban el escore mas alto. Estaba hemodinámicamente inestable , y debía invadir su presión arterial y colocarle una vía central . Todo fue bien pero sumado al estrés anterior , terminé la guardia como atropellado por un camión luego de haber corrido una maratón.  
Y con las balas del enemigo que rozaban mi cabeza…






Julio Andrade Larrea. Médico Anestesiólogo en Quito Ecuador…una guardia en época COVID 19.

Fotografía de Piron Guillaume (en Unsplash). Public domain.

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