Por la noche Martin M. afila sus palabras. Tiene poco éxito en la vida, en sus planes, nunca ha sido un virtuoso, sin embargo, por la noche le embriaga una fuerza distinta, porque así, privado de los demás, M. se siente seguro, está, como quien dice, en su propio universo, en donde puede vencer a los obstáculos como un caballo de tiro ¿A quién tira? Tal vez a todos los M. que fue antes, de quienes no logra desprenderse a pesar de la insistencia; el problema se presenta al meditar profundamente…
Si cocina un estofado y la salsa tiene un parecido a la que preparaba su abuela, reconoce entonces una parte de su origen y se siente agradecido; ahí llega la cuestión: “Entonces… ¿de quién vienen mis horrores?” Y así, a pesar de la noche, M. entiende que aún hay otros, que no está solo entre los muros de su cuarto.
¿Para qué presentar armas? ¿A quién debe aniquilar?
Un hecho inédito por aquellos días; el teléfono hace estallar al silencio, que se rompe y ya no vuelve de la misma forma. M. sueña con un grito de la luna al otro lado de la línea, la perfecta invitación al delirio, el nunca más de los otros
“¿Por qué?”
Esta incógnita lo tiene a maltraer, incluso logra exasperar su carácter siempre calmo, suspendido, dilatado en un mar de preguntas. Le molesta que su incertidumbre más grande esté compuesta por sólo dos palabras, “¿O acaso es una sola?” Hacen falta los demás para explicarlo, pero eso es justo lo que M. intenta evitar, incluso sin saber los motivos.
Cuando el Astro asoma, su cuerpo desfallece, y tendido en la cama el mundo externo le parece aún más voraz; repleto de ancianas que le rezan al mercado y conductores vomitando a través de las pantallas. Ahora los “porqué” se multiplican, como si el sol pudiera iluminar todas las preguntas que el silencio esconde. Después del mediodía M. abre los ojos y al fin se decide a andar.
Esa tarde le visita su hermano, un tipo al que M. desconoce, sin embargo, le tiene un cariño especial. Pero no responde como el hermano se lo esperaba, incluso llega a confesarle algunos miedos y, por supuesto, sus incertidumbres más latentes; el hermano, que no es M. y que no entiende, no hace más que preguntar “¿Por qué?” con los ojos bien abiertos, fingiendo gran interés.
Federico Ambesi. Nacido en Buenos Aires en el año 1990, actualmente ha publicado el libro “Mitología Urbana”, que recopila poesías y relatos cortos desde el 2013.
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