Adiós a casi todo – Salvador Pániker, 2008 – 2 de enero

Llovizna. Los pies y tobillos hinchados de Goyo me preocupan y, en consecuencia, llamo al médico, el cual opina que los pies hinchados de Goyo son una cuestión mecánica y no circulatoria. Bueno. Quizás. De pronto pienso: ¿para qué sirven hoy las vidas de Goyo y de Nuria? ¿Las vidas de la mayoría de la gente? A continuación amplío la perspectiva: ¿para qué sirven las vidas de los miles de millones de animales de distintas especies que pueblan la tierra?

Cada uno de ellos permanece en su lugar (mientras puede) atento básicamente a su supervivencia. Goyo y Nuria son un caso más entre miles de millones de seres vivos que simplemente «están ahí». Cuando yo era niño se decía que todos los seres estaban ahí para «dar gloria a Dios». Ad maiorem Dei gloriam (AMDG). Era la divisa de los jesuitas que tantas veces escribíamos en el colegio —la que también empleó Bach. Lo más notable era la facilidad con que los niños encajábamos ese tipo de cuadrículas. Hoy esas cuadrículas no sirven. Los seres y las cosas «están ahí», sí, pero no se sabe bien por qué. Quizá no haya por qué.

Quizá haya que liberarse de una vez de la tiranía del principio de causalidad. Die Rose ist ohne warum. La rosa es sin porqué. Lo captó, cómo no, un místico poeta. También la física cuántica de algún modo admite que suceden cosas sin causa alguna. Al fin y al cabo, el principio de causalidad sólo tiene sentido dentro del antes-y-después del espacio-tiempo. Pero en el origen no hay espacio-tiempo. En consecuencia, el origen siempre es sin causa.

Quiere decirse que quizá ya todo esté ahí, de una vez, más acá del espejismo del espacio-tiempo. Como tantas veces lo recordaba Alan Watts, los antiguos sabios chinos no contemplaban series de causas y efectos, sino correlaciones, simultaneidades. Los antiguos sabios chinos nombraban a la naturaleza con la palabra ch’i lan, que significa aquello que sucede por sí mismo, y no por mandato o control de una entidad exterior. Los antiguos sabios chinos sentían que el mundo se produce por sí mismo, espontáneamente.

    Carl Jung habló de sincronicidades. Cabe referirse a una idea del tiempo donde pasado, presente y futuro suceden al unísono.


2008  - 2 de enero


Desde hace algún tiempo se habla de crisis económica. La Bolsa ha dejado de subir, la burbuja inmobiliaria, más que deshincharse ha estallado, los bancos restringen créditos. ¿Es real esta crisis? Todo comenzó en Estados Unidos con el asunto de las hipotecas basura y la sequía de crédito subsiguiente. Luego, el problema contagió a otros países. Quedó claro que los precios de la vivienda y del suelo estaban tremendamente sobrevalorados. Los bancos no acababan de saber si en el futuro podrían cobrar los créditos hipotecarios que habían concedido alegremente en un período de dinero barato y abundante. De ahí la mencionada sequía de crédito, y las caídas bruscas en muchos valores de la Bolsa. ¿Por qué nadie previó todo eso? Bien, algunos (pocos) lo previeron. En todo caso, venimos de una época de elevado endeudamiento, lo cual agudiza los efectos del frenazo. No sé si es apropiado hablar de crisis, pero todo apunta a un cambio de sentido en el ciclo económico.

Al menos en el mundo desarrollado. Porque China, India, Sudamérica y algunos otros países que se están beneficiando del encarecimiento de las materias primas, ésos sí están en pleno auge. Incluso la depauperada África mantiene tasas de crecimiento positivas desde hace ya doce años.


Adiós a casi todo – Salvador Pániker, 2008 – 2 de enero

Salvador Pániker (Barcelona, 1927 - 2017) hijo de madre catalana y padre hindú es escritor, filósofo y doctor ingeniero industrial. Profesor de Filosofía y Metafísica en la Universidad de Barcelona, creó el concepto filosófico de "retroprogresión".

Su libro Conversaciones en Madrid y en Cataluña se convirtió en un clásico del género de la entrevista. Además, es autor de La dificultad de ser español, Aproximación al origen, Primer testamento, Segunda memoria, Filosofía y mística, Cuaderno amarillo, Variaciones 95, Diario de otoño y Diario del anciano averiado.

Es presidente de la Asociación Derecho a Morir Dignamente y ha dedicado muchas de sus reflexiones al tema de la muerte. Fue el fundador de la editorial Kairós.


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