«Maléfico contrato», un relato de Homero Baeza Arroyo

Después de haber firmado, con su propia sangre un extraño y singular pacto diabólico, se negaba a entregar completamente su alma, por el temor a morir y sufrir los más crueles y despiadados tormentos, que le pudieran arruinar su juvenil y hermoso cuerpo.
En un momento de desesperación, invocó a las fuerzas más oscuras en el tenebroso plano del submundo, con el Dios más cruel y despiadado, que la humanidad haya conocido.

Con un contrato legal, se comprometió a entregar su débil ánima, a cambio de permanecer con todas las características físicas, propias de un caballero joven y apuesto, una vida plena de todos los lujos, placeres y vicios, una inmensa riqueza y en fin, todo lo que cualquier mortal ambicioso desea tener en su vida; Pero sobre todos estos acuerdos, estaba: El ser eterno. No envejecer ni morir, aunque su alma se estuviera desgastando poco a poco, con los pagos parciales contratados y el cruel paso del tiempo.

Ante el cumplimiento puntual de la parte sombría, para aquel notariado acuerdo, el alma se le fue escapando de su cuerpo, sin que le perjudicara nada en su juvenil salud y apuesta apariencia.
Todo su avance, y deterioro físico temporal, solo afectaba a una fotografía de su cuerpo, que estaba situada en la pared, junto al gran espejo, donde continuamente se veía para confirmar, que solo la imagen envejecía y podría borrarse, pero él no, porque su cuerpo se mantenía físicamente igual.

Con los varios siglos de su existencia, que llevaba cumpliendo con el contrato, su fiel espejo, se fue opacando, y su brillante superficie plateada, se negaba a reflejar su jovial figura. Alguien o algo, había invadido su interior. Eran las almas en pena de quienes habían muerto, víctimas de este hombre y su maldad, que, conforme su alma se iba entregando, estaba transformándose interiormente, en un desalmado ser, y no le importaba cometer las más aberrantes acciones y delitos, practicados por algún humano. La misma superficie cómplice, que le alimentaba su inmensa egolatría y le confirmaba el cumplimiento de las cláusulas del convenio, estaba siendo utilizada como portal, por el que, espíritus resentidos, atravesaban sus manos y parte de sus brazos, en signo de súplica y amenaza, para que por fin estuviera con ellos, y así poder cobrar la justa venganza. Habían estado esperando ese momento, y ahora por fin, podían salir y enfrentarlo, porque la mayoría de ellos, fueron asesinados por sus órdenes o crueles manos.

Ya no podía verse claramente su juvenil figura, para confirmar los acuerdos del contrato, pero con ver su fotografía que seguía envejeciendo y hasta podía morir, se conformaba.

Con tantos años de edad, que había acumulado su querido espejo, ahora invadido en su interior por esa fuerza vengativa, se rompió un día y dejo en libertad las manos que apresaron a su mortal verdugo. No podían hacerle lo que él les hizo a ellos, porque el contrato se los impedía. Era inmortal. Entonces, lo arrastraron con ellos a compartir los más oscuros espacios, que tenían asignados en las profundidades del infierno.

Su fotografía ya no mostraba su continuo añejamiento, tampoco fue destruida por él, como en la historia de Dorian Gray. Con su arrogancia, vio con mucho gusto, como si fuera una película en cámara lenta, la muerte y desaparición de su imagen en la fotografía. La calavera de su cabeza, que se esfumaba irremediablemente por la crueldad del tiempo, y la entrega total de su alma, cuando su fotografía se quedó en blanco, sin contener una sola marca de su existencia en este mundo.

Pero éste satánico mercader de almas, dentro del oscuro averno, se convirtió en un importante miembro del séquito infernal, y le fue encomendada la tarea de seducir, con su juventud, encanto y galanura; para provocar en toda la humanidad, la propagación de: la vanidad, la arrogancia y la lujuria.
Aunque, algunas veces, logró seducir y llevarse con él, las almas de algunos, hermosos, vanidosos e inocentes angelitos celestiales.

En la actualidad, comentan que se presenta como un hombre muy guapo, vestido de catrín, o como un adinerado narcotraficante, en distintos centros nocturnos; Para así, seguir recolectando almas puras, que caigan en sus seductoras manos, y con su sangre, firmen muchos contratos, para obtener más tiempo de vida y fortuna a cambio de sus almas. 



Homero Baeza Arroyo: Nace en la fronteriza, Ciudad de Ojinaga, Chihuahua, México., en el año de 1950. Se ha consagrado al estudio, enseñanza y práctica de las artes. Música, danza, teatro, artes plásticas y literatura. Arquitecto de profesión, escultor, escenógrafo, actor, director de teatro, artesano, etc. Actualmente, ya jubilado, se dedica a crear escultura, cerámica y literatura. Facebook


Photo by Daria Kraplak on Unplash (public domain). 

2 comentarios:

  1. Me encantó tu libro. Querido Homero. " Relatos Cortos de Vidas Largas" felicidades!!!

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  2. Y sobre todo, tu propia experiencia en pag. 83

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