'Cartas escogidas', de William Faulkner (fragmento)

Aconsejado por mi amigo Lawrance Thompson, que trabajaba entonces en su biografía de Robert Frost y su edición de las cartas de este poeta, sugerí a la señora de William Faulkner y a su hija Jill una recopilación de cartas de Faulkner. Su inmediata reacción fue que un libro así no hubiera sido del agrado de William Faulkner. Sus cartas personales jamás habían sido escritas, ni remotamente, con la intención de ser publicadas. Dada su discreción, Faulkner había manifestado claramente su deseo de muchas maneras. «Estoy chapado a la antigua y soy además un tanto lunático —había escrito a Malcolm Cowley—. No me gusta que mi vida y mis asuntos privados puedan ser utilizados por todos aquellos que puedan pagar el precio que está marcado en el libro, o porque tienen un amigo que lo compró y se lo va a prestar». Y: «Mi ambición, como persona reservada que soy, es que me borren y echen de la historia, sin dejar rastro, sin más restos que los libros publicados; ojalá hace treinta años hubiese tenido suficiente perspicacia para prever lo que iba a ocurrir como algunos isabelinos, y no los hubiese firmado. Es mi propósito que, vencidos todos los esfuerzos, la esencia y la historia de mi vida, que en la frase equivalen a mis exequias y mi epitafio, sean ambas: Compuso libros y murió». Pero él había firmado libros, y la fama le había sorprendido. Había deseado ser reconocido como joven escritor, pero la medida cabal de aquello a lo que le dio derecho la obra se produjo paulatinamente, y, cuando sucedió, a menudo él lo juzgó con ironía y desdén. Sin embargo no eludió las responsabilidades que a su juicio entrañaba aquella fama, y así levantó su voz, desde un número de tribunas asombrosamente variado, tanto en favor de su arte como de su país. Se mantuvo a pesar de todo, por supuesto, como hombre sumamente reservado.

  Corresponde, en fin, a su hija y albacea, Jill Faulkner Summers, arrostrar esta paradoja de la descollante proeza y del creador que en su vida privada anhelara algo así como el anonimato. Cuando escribí Faulkner. Una biografía, ella me permitió citar a mis anchas fragmentos de sus escritos, y hasta de sus cartas. A pesar de haber sido pródigo en mis citas, quedó mucho más de su correspondencia que me habría gustado incluir si ello no hubiera significado alargar un estudio ya de por sí extenso. Lógicamente, pues, el siguiente paso debía ser un libro donde se recogieran las cartas de Faulkner. Todos cuantos admiren a William Faulkner como artista y como hombre estarán agradecidos a la señora Summers por permitirnos nuevamente atisbar en el alma y la vida de donde brotara el arte que, velis nolis, llevó consigo al propio autor a formar parte del inevitable e intenso escrutinio [...].





Faulkner había estado escribiendo poesía desde que estudiara el octavo grado. Durante los años posteriores a su regreso del Canadá, publicó algunos poemas sueltos y reunió bastante obra como para proponerse publicarla en forma de libro.

  A la Four Seas Company, Boston, Mass.

  TS. FCVA
  20 junio 1923
  University, Miss.

  Señor:—

  Le envío hoy en sobre aparte un manuscrito titulado Orpheus, and Other Poems.

  Adjunto encontrará sellos de correos para su devolución en el caso de que no fuera aceptado el manuscrito.

  
    Respetuosamente,

    [t] William Faulkner

    [s] William Faulkner
  

  

  Transcurrieron cuatro meses y Faulkner no recibió respuesta alguna. A principios de noviembre, volvió a escribir.

  A la Four Seas Company

  TS. FCVA
  University, Miss.

  Señor:—

  Hace algún tiempo le envié un libro de poemas en manuscrito titulado Orpheus, and Other Poems. ¿Sería usted tan amable de informarme si se recibió dicho manuscrito; y, de ser así, qué decisión se ha tomado al respecto? Tengo la impresión de haber incluido los sellos de correos para su devolución.

  
    Respetuosamente,

    William Faulkner
  

  

  Al poco tiempo respondió Four Seas, incluyendo una copia de su carta del 26 de junio de 1923 que no había llegado a manos de Faulkner. Sus poemas les habían gustado —aunque había en ellos «ecos de Housman y quizás uno o dos poetas más»—, pero no podían publicarlos por completo y a sus expensas. Si él podía pagar el coste de producción de esta primera edición, ellos le pagarían un royalty por cada ejemplar vendido, con lo que recuperaría su inversión cuando se agotara la edición. Si el libro era un éxito, ellos se harían cargo de las siguientes ediciones.

  A la Four Seas Company

  TS. FCVA
  23 noviembre 1923
  University, Miss.

  Muy Sr. mío:—

  Recibí su carta del 13 de noviembre conteniendo una copia de la suya anterior. Como no dispongo de ningún dinero, en modo alguno puedo garantizar el coste inicial de publicación de este original; además, al releer algunas de las cosas, me doy cuenta de que no son particularmente importantes. Y puede que no se obtenga ningún éxito con humildes poemas a un dólar con veinticinco céntimos el tomo. Así pues, le pido que por favor me devuelva el manuscrito.

  Gracias por su amable carta.

  
    Sinceramente,

    William Faulkner
  

  

  Al cabo de poco más de medio año, el amigo de Faulkner, Phil Stone, le animó a intentarlo de nuevo. Cuando Four Seas hizo sustancialmente la misma oferta para publicar el nuevo manuscrito, titulado The Marble Faun, Faulkner decidió continuar el asunto con la ayuda de Stone.

  A la Four Seas Company

  TS. FCVA
  19 julio 1924
  Oxford, Miss.

  Señor:—

  Respecto a los contratos para la publicación de The Marble Faun, de William Faulkner, se incluyeron en una carta relativa a este manuscrito y dirigida al señor Phil Stone, de Oxford.

  Creo que podré aportar la garantía de 400 dólares, pero antes de zanjar definitivamente el asunto, quisiera que me dieran la siguiente información:

  En la cláusula diez del contrato se establece «a condición de que pague el coste de producción de tales planchas». ¿Podría cambiarse de modo que se leyera «el valor real de las planchas fundidas»? O, si esto no fuera posible, ¿puede usted decirme a cuánto sube aproximadamente el coste de producción de las planchas?

  ¿Podría incluir en este contrato alguna fecha definitiva en que, más o menos, el libro vaya a ponerse a la venta?

  
    Sinceramente suyo,

    William Faulkner
  

  

  Four Seas estuvo de acuerdo con la solicitud de Faulkner y estableció que, si los contratos se firmaban dentro del plazo de una o dos semanas, ellos accederían a publicar el libro antes del 1 de noviembre de 1924. A pesar de que al principio Faulkner se asustó ante la idea de las fotografías publicitarias, Stone se encargó de que se hicieran.

  A la Four Seas Company

  TS. FCVA
  9 septiembre 1924
  Oxford, Miss.

  Muy Sr. mío:—

  Tal como me pidió, hoy le envío, en sobre aparte, dos fotografías. Junto con ellas encontrará también un breve apunte biográfico. Espero que sea de su conformidad.

  
    Sinceramente suyo,

    William Faulkner




(Textos pertenecientes a «Cartas escogidas», William Faulkner). Fragmentos.




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