«Excomulgada», un relato de Walter Ferrás

El alba todavía no vencía la oscuridad cuando la calle Jesús María la vio adentrarse en sus entrañas, biblia en mano. Era una testigo de Jehová impresionante, con la apariencia de un ángel, la belleza visual que provocaba la joven era comparable al Éxtasis de Santa Teresa ,a esta mezcla había que sumar un corazón noble entregado a la prédica en las zonas más pobres, cuyos ritmos circadianos eran el impulso a su fervor religioso. Cronos seguía avanzando y todos los intentos eran infructuosos, al parecer los pobres no quieren ser rescatados. Resuelta a no rendirse, confiando en su devota voluntad, se adentró en un pasillo oscuro como boca de lobo. Halló al final una curiosa puerta de madera entreabierta que dejaba escapar una tenue luz roja parecida a una crepitante llama, considerándolo una señal divina, penetró el inmueble ¡Horror! Su cuerpo quedó paralizado, en un instante, todavía atónita por lo descubierto, un mulato achinado de complexión robusta la tiraba contra el suelo desgarrando sus ropas salvajemente, mientras le tapaba la boca. Poco le sirvió resistirse, aquella fiera ya empezaba a penetrarla eufóricamente, lanzando poderosas embestidas. El pánico no evitó sentir su vulva dilatada, húmeda, tibia, los pezones erectos y una sensación producida por el viril miembro de placer, dolor, miedo, nunca antes conocida. Sus nalgas chocaban contra la superficie una y otra vez, los contorneados muslos se arquearon formando un ángulo de noventa grados, un temblor recorrió las plantas de sus pies y atravesó su entrepierna como si mil demonios la poseyeran. Poco duró el suplicio, aunque para ella sería una eternidad. Unas horas después los vecinos horrorizados llamaban a la policía, la muchedumbre crecía de manera vertiginosa comentando acerca de las dos jóvenes encontradas en el apartamento 999 violadas y asfixiadas; la primera, propietaria del inmueble, prostituta adicta al crack a los que todos conocían como Magdalena. Encima de ella colocada perpendicularmente en forma de cruz, junto a una biblia, una chica con los ojos abiertos, como si la fe escapara, que se encontraba en el momento y el lugar equivocado. 


Walter Ferrás, Cuba. Estudiante de filosofía e historia, Universidad "Enrique José Varona ". 

Fotografía de Marek Piwnicki (En Unsplash). Public domain.

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