La pregunta era qué platillo hacer para Navidad. Casi treinta años siendo la mejor cocinera y de pronto me quedaba sin ideas. Ya era tradición que yo me encargara de las comidas familiares. Me consideraba la mejor anfitriona, no perdía oportunidad, si teníamos vecinos nuevos, si algún familiar o amigo celebraba algo, si sufríamos un funeral, si estrenábamos muebles, por lo que fuera, yo hacía una reunión, todos salían de la casa diciendo “Gracias, Mónica, tus bocadillos estuvieron increíbles”.
Esta Navidad no sería la excepción. Sin embargo todo a mi alrededor andaba mal, mi matrimonio caía cada día más bajo. Estas últimas semanas Carlos no se callaba para nada, lo cual era una gran ironía pues por diez años permaneció en silencio.