Dos setas prácticamente iguales. Tricholoma Flavovirens y Tricholoma Sulphureum. Sosias amarillos totalmente indistinguibles. Hermanos gemelares del Reino botánico. Por un mínimo detalle, nota de piano que no aparece en la partitura original, la copia lasciva y perfecta, espanto curvo de feroces dientes, negra rosa y asfodelo amarillo, horada y devasta como gusano rabioso el hígado. Dorados ángeles de belleza áurea, indistinguibles en su hermosura arcangélica, y oculto satán tras el espejo.
Anillo que esconde la dioxina bajo un ámbar fulgente. Gemelo esquizofrénico y gemelo cuerdo, el uno proyecto de víbora, el otro, Jesús comestible, blando y delicioso como Eucaristía sublime. Rabiosos amarillos sedosos, sombrerillos gualdas que brillan estridentes, oro que fulge como la orilla de un río, trozos de la bandera española, delicia para paladares exclusivos y basidiomiceto criminal, estática pantera inanimada, psicodélicamente coloreada, partitura en negativo de pentagrama maligno, reflejo mortal de mariposas amables, e insecto repulsivo antítesis de su molde bondadoso.
En el cuadro original, el muchacho desnudo, exquisito narciso estremecido, arpa y clave de dulcísimos y amarillos timbres, tiene un anillo azul en el que el atardecer se asoma como una libélula a un junco. En la copia, el exuberante Apolo, aunque toca la misma melodía de esmeriladas trompetas carmesíes, tiene por anillo un jade rojo, con el toque de los bermellones sanguinarios. Los ojos son distintos, tienen matices diferentes, en la copia una furia malvada reposa en la mirada del Dios Apolo tal una araña de azufre. La firma del autor también es asimétrica, en el original hay una misericordia de campanitas tristes, azules y vegetales, la copia, sin embargo, tiene los rasgos de las letras levemente torcidos de soberbia, como ejecutados bajo sonidos espasmódicos.
El arcángel tiene la dulzura de los melocotones maduros, su reflejo, en cambio, destila, gota a gota, ácido de víbora en cántaros llenos de linfa negra.
Hay un lunar en la tetilla izquierda del impuro que no aparece en el original remoto. Las escenas son prácticamente especulares, sólo las soberbísimas pituitarias de los catadores de vino podrían distinguir el leve toque agrio del piano cuando arpegia la partitura plagiada. ¡¡¡¡Qué vinos tan semejantes y tan distintos¡¡¡¡, el uno con el azúcar de los caballitos rosas de mar, entre gorgonias azules, el otro, con el espanto de los bosques indonesios, en los que las mambas y las cobras persiguen mordeduras de tigre.
Tricholoma Flavovirens y Tricholoma Sulphureum, dos escenas prácticamente indistinguibles, en una de ellas la noche está aromada con molienda de trigo y harinas panaderas, en la otra la brea y la hulla han asesinado a las rosas.
Hay que distinguir en este plato de suculentos hongos el trozo de espanto que produce el cáncer, aquel trozo de violento amarillo que desatará la hepatitis ictérica. Tomad y comed y elegid bien el pedazo de ponzoña que os llevará al infierno o al paraíso. Plato de setas envenenadas. Original y copia, mezcla de veneno y caricia, ¡¡¡¡ cuidado siempre, Emperadores Romanos¡¡¡¡¡. Billetes falsos. Gotas de rubí durísimo.
Exhausto quedé sobre la arena.
( que no nos den nunca un billete falso).
Francisco Antonio Ruiz Caballero: Sevillano, licenciado en Ciencias Biológicas y especialista en Bioquímica Clínica. Diagnosticado de Esquizofrenia paranoide y en tratamiento psiquiátrico
sooolitario@yahoo.es
Fotografía de Manuel Torres Garcia (en Unsplash). Public domain.
No hay comentarios:
Publicar un comentario