Tengo un animal peculiar; es mitad gatito y mitad cordero. Es parte de mi herencia paterna. Se ha desarrollado, pero tuvo que llegar a estar en mis manos para hacerlo. Antaño tenía más de cordero que de gatito; ahora tiene de los dos a partes iguales.
La cabeza y las garras son de gato; el tamaño y la figura, de cordero. De ambos son unos ojos centelleantes y salvajes, un pelaje suave y tupido, unos movimientos que tienen tanto de brincos como de lento deslizarse. Al lucir el sol, cuando está sobre el alféizar, se ovilla y ronronea. En la pradera corre como un loco y