Observaciones sobre el relato fantástico:
Para ser auténtico arte, debe constituir básicamente la cristalización o simbolización de un estado emocional definido, no un intento de describir hechos, porque los «hechos» en cuestión son por supuesto en buena medida ficticios e imposibles. Estos hechos deberían figurar de manera secundaria: la atmósfera va en primer lugar. Todo arte verdadero debe estar relacionado de algún modo con la verdad y en el caso del arte fantástico el énfasis debe ponerse en el único factor que representa la verdad: desde luego no los hechos (!!!), sino el estado emocional de intensa e infructuosa aspiración humana tipificado por la supuesta anulación de las leyes cósmicas y la supuesta trascendencia a la experiencia humana posible. (Subrayados de Lovecraft.)
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