¿POR qué resulta a veces tan arduo decidir hacia dónde caminar? Creo que existe en la Naturaleza un sutil magnetismo y que, si cedemos inconscientemente a él, nos dirigirá correctamente. No da igual qué senda tomemos. Hay un camino adecuado, pero somos muy propensos, por descuido y estupidez, a elegir el erróneo. Nos gustaría tomar ese buen camino, que nunca hemos emprendido en
este mundo real y que es símbolo perfecto del que desearíamos recorrer en el mundo ideal e interior; y si a veces hallamos difícil elegir su dirección, es —con toda seguridad— porque aún no tiene existencia clara en nuestra mente.Cuando salgo de casa a caminar sin saber todavía a dónde dirigir mis pasos y sometiéndome a lo que el destino decida en mi nombre, me encuentro, por raro y extravagante que pueda parecer, con que, final e inevitablemente, me encamino al sudoeste, hacia un bosque, un prado, un pastizal abandonado o una colina que haya en esa dirección. Mi aguja es lenta en fijarse: oscila unos pocos grados, no siempre señala directamente al sudoeste, es cierto, y tiene criterio propio respecto a esta variación, pero siempre se estabiliza entre el oeste y el sudoeste. El futuro me tiende ese camino, y la tierra parece, por ese lado, más inagotada y generosa. El esquema que perfilarían mis caminatas no sería un círculo, sino una parábola o, mejor, como una de esas órbitas cometarias que se consideran curvas de no retorno, abriéndose en este caso hacia el oeste y en la que mi casa ocuparía el lugar del sol. A veces doy vueltas de un lado para otro, incapaz de decidirme, durante un cuarto de hora, hasta que resuelvo, por milésima vez, caminar hacia el suroeste o el oeste. En dirección a levante sólo voy a la fuerza; pero hacia el oeste camino libremente. Ningún asunto me lleva allí. Me resulta difícil creer que pueda encontrar paisajes bellos o suficiente naturaleza salvaje y libertad tras el horizonte oriental. No me emociona la perspectiva de dirigirme hacia él; en cambio, me parece que el bosque que veo en el occidental se extiende sin interrupción hacia el sol poniente y que no alberga ciudades lo bastante grandes como para molestarme. Dejadme vivir donde quiera; aquí está la ciudad, allá la naturaleza; cada vez abandono más la primera para retirarme al estado salvaje.
Henry David Thoreau (Concord, Massachusetts, 12 de julio de 1817 - 6 de mayo de 1862) fue un escritor, poeta y filósofo estadounidense, de tendencia trascendentalista y origen puritano, autor de Walden y La desobediencia civil. Thoreau fue agrimensor, naturalista, conferenciante y fabricante de lápices. Uno de los padres fundadores de la literatura estadounidense, es también el conceptualizador de las prácticas de desobediencia civil.
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