Óscar Allain - foto Stephanie Zollner
Dios mediante, el día próximo 19 de septiembre de este año, el pintor nacional Óscar Allain Cottera (Lima, 1922) –considerado el decano de los pintores y patriarca de los criollos del Perú– cumplirá cien años de existencia.
Me tomo la libertad de comentar hoy sobre la vida y obra de mi abuelo por línea paterna porque es de interés público destacar a un reconocido artista plástico peruanista, quien es también poeta y escritor, tal como se aprecia en sus libretas de apuntes personales donde plasma también su literatura personal que, al igual que su pintura, es expresión profunda de su alma.
Hoy por hoy, es uno de los peruanos vivos más destacados y en la historia de la plástica peruana su obra representa el alma nacional. El primer centenario de su natalicio debe ser una oportunidad para una larga reflexión sobre la pintura en el Perú y el reto de integrar a todos los pueblos originarios dentro del imaginario colectivo nacional.
Los cuadros de Óscar Allain nos muestran una cara del Perú profundo, el de los pueblos y pobladores de la costa: paisajes, personajes, picanterías, pescadores artesanales, floristas, vendedoras ambulantes, músicos, jaranas criollas con guitarra y cajón, danzantes de marinera, mercados populares, caminantes… Todo ello con un estilo muy personal, de pinceladas fuertes, delicado cromatismo y estilización de la figura humana. Aquello configura lo que el artista denomina simplemente “pintura peruanista”.
Óscar Allain Cottera y Humberto Pinedo conversan
Fue discípulo del legendario Alejandro González Trujillo, “Apu-Rimak”, quien fuera su maestro en la centenaria Escuela Nacional de Bellas Artes como parte de la llamada “generación dorada”. Su concepción estética revela una ferviente representación del Perú, capturando con su prístino pincel la intensidad cromática y esencia de nuestro sentimiento popular.
En mi modesta opinión, en eso radica la importancia de la obra plástica de Óscar Allain, quien recibió las Palmas Artísticas en el Grado de Gran Maestro y la Medalla Cívica de la Ciudad de Jesús María por su extraordinario aporte al arte y la cultura. Personalmente opino que el Estado peruano debería concederle la Orden El Sol del Perú.
Su casa-taller en Jesús María, rodeado de sus cuadros, óleos y pinceles, sus libros y cuadernos, es un universo personal donde el artista se recrea, todavía pintando, escribiendo y leyendo poesía. Hay mucho por hacer para seguir difundiendo su obra, y pienso (me atrevo a soñar) en la creación de la Fundación Óscar Allain y el Museo Óscar Allain para que los peruanos podamos tener mejor conocimiento de su obra pictórica, actualmente en colecciones privadas peruanas y extranjeras.
Campesinas
Muelle en atardecer
Vendedoras en Lambayeque
Sin titulo
Criollos en busca de Aguadito
El Vals Peruano
Amancaes
(*) Escritor, poeta, editor y sociólogo. Presidente del Instituto Peruano de la Juventud (IPJ) y director de Editorial Río Negro.
Todas las imágenes han sido remitidas por el autor del artículo.
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