Keops
nada ocurre
con el pasar de las horas
solo la noche encrespada
dulce y azul
rayo de nube
que devasta el tiempo
la cabellera desatada
de aquella estrella
y la mágica intensidad
de tus senos de miel
la disolución del verso
al fondo del océano
frío y desnudo
la complejidad del instante
frente a los planos del universo
y tú
ángel divino
con tus alas de colibrí
rozando la punta de Keops
El tiempo
uno
el tiempo es un inquilino desolado
que vive en el segundo piso
nadie sabe cuándo asomará
con su rostro de estrella fugaz
y su lengua de rayo luminoso
por las tardes se agazapa
detrás de las sombras
como animal herido
para después aterrorizarnos
al dejar caer de sus labios
la guillotina de las horas
dos
es el tiempo un dragón aterciopelado
que engulle todo
algunas veces me consterna
me abre el pecho con su fría daga
y me conmueve
con el peso de su desnudez
viene el tiempo
como antiguo redoble de tambores
como misa negra
como resplandor partido
y se estremece
cuando al final del alba
ha vuelto al origen de todo
y en el vacío del silencio
se detiene para ver pasar
el cortejo fúnebre de los días
para ver al hombre retornando
con su enorme piedra sobre el hombro
y la mirada hacia adentro
escarbando con su huesuda mano
el polvo y la luz
tres
es el tiempo una ola que muere
a la orilla del universo
un caracol marino
suspendido en el cosmos
a medio camino
entre el pasado y el futuro
la perfecta intersección
entre el antes y el después
desvaneciéndose y volviendo
convertido en cadencia
breve sombra que deambula
sin brújula ni puerto
cuatro
en el piso de arriba vive el tiempo
con su llameante lirio
y su latido de piedra
el gran dragón desciende
con su risa de vidrio astillado
con su brillo de agua fugaz
y la muerte me codea
y el tiempo desciende
hacia mis campos
como un ángel
como un dios supremo
como una fiera que sangra
un suspiro incierto e infinito
que nos roba la eternidad del segundo
y se convierte
en verdad inconmensurable
saeta fugaz
maravilla inevitable del desorden
fantástico enigma del caos
plateado pez que habita
en mi memoria
sedienta serpiente de fuego
que queda inflamada
en el ojo del instante eterno
Luis Cuadros Falla (Lima, 1961). Poeta y periodista. Fue editor de la revista El Elefante Asado. Ha publicado los libros de poesía: Nocturno (2000), La velocidad del amor (2004), El Abismo (2013) y Cartas a Federico (2015). Su dos últimas publicaciones también se encuentran en versión digital para descarga gratuita en la plataforma Issuu. Este año fue incluido en la antología de poesía Voz Celestial, publicada por Ediciones Vicio Perpetuo Vicio Perfecto (Perú).
Ilustración: la imagen de portada ha sido remitida por el autor de la obra.
En esa reseña no dice nada de tu estadía en Arequipa que fue larga, tortuosa y por eso virtuosa. En donde nunca te habrías tomado una foto tan nice jajajajaja. Felicitaciones desde el fondo del Séptimo Círculo.
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