BORGESPara Elga Pérez Laborde
Trad. de Trina Quiñones
En el laberinto de los espejos
por caminos multiplicados
al infinito; allá en lo hondo
o en el comienzo.
Donde el tiempo y el espacio
se confunden, porque
coexisten memorias
del olvido.
En territorio ampliado
extendido, más allá de los planos
y altiplanos sucesivos,
transformados.
Paisajes mutantes, más bien
espejismos, tal vez, pasajes
o extravíos entre el todo
y la nada absoluta.
Allá está aquella máscara deforme
que encubre otra cara
que oculta otras tantas más:
metamorfosis.
Desvendamientos, desvelamientos
extractos, estratos, desconciertos.
Un ser que no existe más,
nunca más.
O que existe en transición.
Un ser de superficies, camadas
en una coraza de resistencias
imposibles.
II
Un ser en quien no me reconozco
que siendo deja de existir
que no tiene comienzo ni
principio (s).
Un ser en precipicios, levitando
sobre los espacios y los tiempos
de un esclarecimiento - o sentimiento
de universo.
En un territorio de realidades
que serían transfiguraciones
encuentro a Borges, onírico, flotando
entre las palabras.
O por los sentidos, presentimientos
resistiendo sobre mitos y ruinas
latentes, en el sentido de los sueños
consentidos.
Referencias, transparencias,
trascendencias. Sueños soñados
o rumiados, o imaginados,
esencias.
Borges confiesa: la realidad
no interesa; su visión
traspasa las tesituras
del fabulario.
En la ceguedad iluminada
-origen y devenir de las formas-
él me ve mucho más allá de mí,
él se ve.
Yo no logro verlo, apenas
me aproximo a su substancia
de símbolos y significados
-si eso es posible.
Ël dialoga con los muertos
y percibe más allá de las evidencias
y, negando la propia existencia,
nos descubre.
Pues, es de descubrimientos y desasombros
que construímos nuestros espejos
en el laberinto infinito e imperfecto
de las revelaciones.
Como Dante y su Poeta preferido
yendo a los epicentros de la condición
humana, a sus proyecciones
y representaciones.
Con Borges, el mago, el vidente
un pre-socrático, un demiurgo
un transgresor por vía de los cuestiona-
mientos.
NOSTALGIA DEL FUTURO
Para Hilda Lontra
Traducción: TRINA QUIÑONES (Caracas, 2.004)
Tanto quise hacer
y me contuve.
Tanto quise ser.
Me imaginé tantas veces
donde nunca estuve.
De niño, era adulto
sin poder
para ocupar espacios
que se me negaban.
Amores!
Deseé a cuántos
y amé a tantos
sin tenerlos
(con cuántos, por tantos)
por contradecirlos
-lo sé bien.
Temores!
Prefería lo imposible.
Me proyecté en situaciones
que luego postergaba
por no satisfacerme.
Insaciable
por lo no vivido
y anhelado
frustrado por lo que sentía
al tener lo que había
superado.
Viví anticipadamente
lo que no había ocurrido
y perdoné
tantas veces
descuidadamente
lo que sentía.
Era feliz
y no lo sabía
-dice el estribillo
que yo no creía
porque –entonces-
para mí
la felicidad
era siempre futura
en mi
(postiza, intelectual)
amargura.
Antonio Miranda nació en Brasil en 1940 y ha vivido en diversos países del continente (Argentina, Colombia, Puerto Rico y Venezuela) y es uno de los fundadores del grupo de teatro Rajatabla de Caracas que se inició con el espectáculo musical TU PAÍS ESTÁ FELIZ con sus poemas y canciones de Xulio Formoso. Ha publicado muchos libros de poesía, novelas, cuentos y ensayos. Publica el Portal de Poesía Iberoamericana en su página www.antoniomiranda.com.br en versión bilingüe portugués y castellano.
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