Una Ciencia Micción
Abrir la cremallera
por una vez
por un minuto
Bajarla en forma lenta
y espontánea
sin atenuantes
sostener
el calzoncillo entre los dedos
asomando la oculta humanidad
adormecida
Cerrar los ojos
tapar el gesto de placer
con una mano
o con un gesto
que se ubique en las antípodas
Abrir los ojos
en la justa medida de alivio
Sostener la boca entre los labios
morder el inferior y
sacudir el excedente
Esconder aquel rosa mortecino
con precaución de las mandíbulas
del cierre
Sonreír
(ahora si) con
la misión y la micción cumplidas
Alzar el rostro al cielo raso
izar la cremallera
y no olvidarse del portafolio.
Pensamiento Mágico
Huele a orines el baño de la niña
Huele a toallita recién menstruada
a gota gorda
y la mañana -sin embargo- la ilumina
y su pequeña tragedia cotidiana
se diluye como gotita al sol
La boca abierta a la luz
como una breve picoteada por los pájaros
Canta victorias que no ve
pero pretende ciertas
Por un mes mas
por veinte días
El podrá escapar de la existencia.
El jardín de las miserias
Dos hombres de pie
desayunándose un caballo en plaza publica
Nadie los mira
La ciudad apesta a trapecio viejo
Y al infierno del Bosco
Nadie ve el nervio de la cosa
solo el caballo-también de pie-
con la receta entre los belfos
Le piden perdón y los mastican
Dos Dráculas dos
raquíticos
invisibles de la flacura
Disculpen la molestia -dice el caballo
hay que guardar una ración extra
Para la cola que se viene
EDUARDO ESPOSITO
Poeta y cordinador de talleres de escritura en el oeste del conurbano del Gran Buenos Aires. Ha publicado: El niño que jugaba a ser Rayo, Violin de Bolsa, Una novia para King Kong.
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