Son dos mundos diferentes; uno sufre, otro goza dentro, muy dentro. Son dos mundos muy distintos como lo eres tú, aunque, en el fondo, créeme, no son tan diferentes. Se componen de cielos, nubes, escaparates y hasta de un montón de ceros y unos como cualquier otro mundo. Son dos mundos pequeños que se tocan y se aman, precisamente porque uno sufre y el otro goza. Y es necesario que uno sufra y el otro goce, porque así todo tiene un sentido para los que allí dentro sufren y para los que allí dentro gozan, que nunca gozan lo suficiente porque los sufrientes nunca sufren lo suficiente.
Ahora dirás que lo que te cuento de ningún modo es cierto y, sin embargo, es tan cierto como que