En un artículo anterior, reflexionaba sobre la gravedad del problema de la violencia contra las mujeres en el Perú y la necesidad de una toma de conciencia en todos los niveles (funcionarios públicos, operadores de justicia, ciudadanía) para acabar de una vez por todas con este flagelo social.
Y reitero mi preocupación, porque a pesar de las diversas y permanentes campañas en contra de la violencia contra la mujer y el feminicidio, el problema persiste y es uno de los más graves en nuestra sociedad actual, junto con la corrupción de funcionarios, la delincuencia, el crimen organizado y la violencia familiar.