En este mundo, nace otro día de tormentos. Desde temprano, salen los nubarrones revueltos con la polución, pesado el clima trepida en la metrópolis. Y la mayoría de gente, sale a la calle para vivir su pesadilla. Cada hombre y cada mujer, va por su destino, yendo con su crisis existencial. Menos ni casi nadie hace cosas buenas. Estos individuos andan enfermos por las afueras. Desunidos, ellos se mueven entre la misma muchedumbre. Por este caos; sus vidas transcurren con desconfianza, sufriendo de la cabeza, más prosiguen por sus rumbos con desesperación.
Sobre mayor apresuramiento, pasan estos ciudadanos a los