El explorador avanza sigiloso en busca del lugar exacto; detrás lo escolta el resto de la expedición. Escudriña el terreno y se detiene, el silencio invade el ambiente; desplaza unas matas y da la señal tan esperada por los demás. Lo encontró. Presurosos a su alrededor se agolpan sus acompañantes, acercan las cabezas al suelo y excitados extraen de la superficie el espeso líquido rojo, alimento vital para sus existencias.
Entretanto la niña juega con sus