El reloj checador marca las 7:53 p.m. en la tarjeta de Raúl, y observa que curiosamente la entrada se registró a las 7:53 a.m. de ese mismo día.
Doce horas intensas dedicadas a aquel trabajo cuyos ingresos lo obligan siempre a recurrir a las tarjetas de crédito, financiamientos hipotecarios, comerciales y demás recursos para alcanzar a solventar las necesidades básicas de su familia.