¿De qué trata este diálogo? Un texto del libro "El diálogo amargo de Eros", de Anne Carson

Retrato de Anne Carson, poeta y ensayista canadiense, autora de El Diálogo Amargo de Eros

El Fedro es un análisis de las dinámicas y los peligros del tiempo controlado que se vuelven accesibles para los que leen, los que escriben y los que aman. Según Sócrates, un logos verdadero tiene esto en común con un amor real, que debe vivirse en el tiempo. No es lo mismo hacia atrás que hacia delante, no se puede entrar en él en cualquier lugar ni eternizarlo en su acmé ni descartarlo cuando decae la fascinación. El que lee, como el mal amante, podría tener la sensación de que

puede acercarse al texto en cualquier punto y arrancarle el fruto de su sabiduría. El que escribe, como Lisias, podría tener la sensación de que puede reorganizar las ramas de la ficción por la que siente predilección sin miramiento por su vida como organismo en el tiempo. Así que los que leen y los que escriben chapotean en el glamour de las grammata sin someterse a la extinción erótica absoluta ni al cambio de uno mismo que conlleva. Como Odiseo atado al mástil de su barco, el que lee puede excitarse con el canto de la sirena del conocimiento, pero también salir intacto. Es una especie de voyerismo, como vemos al observar a Fedro seducido por las palabras escritas de Lisias. En la visión de Platón, el texto de Lisias es una pornografía filosófica cuando se lo compara con el logos erótico de Sócrates. Pero Platón no puede demostrar esto simplemente poniendo a Lisias y a Sócrates como un texto muerto al lado de otro. La demostración requiere de alguna artimaña para ser verdaderamente deslumbrante.

Así que Platón presenta logos sobre logos; ni convergen ni se anulan. Hemos visto a otros escritores elaborando imágenes estereoscópicas así. Por ejemplo, Safo en su fragmento 31 superpone un nivel de deseo sobre otro, coloca lo real sobre lo posible, de forma que nuestra percepción salta de uno a otro sin perder de vista la diferencia entre ellos. Asimismo, el novelista Longo coloca una manzana en un árbol pelado, desnudo de fruta, desafiando a la lógica y cautivando a Dafne. O pensemos en Zenón, quien, en sus famosas paradojas, sitúa objetos móviles sobre la imposibilidad de movimiento para que veamos a Aquiles corriendo tan deprisa como puede, yendo a ninguna parte. Estos escritores comparten estrategia; se proponen recrear cierta acción de la mente y del corazón, la acción de intentar alcanzar un significado aún no conocido. Es un intento de alcance que nunca se consigue por completo, dulce y amargo. El modo en que Platón hace interactuar los logoi en el Fedro imita esta acción de tratar de alcanzar algo. Mientras Fedro lee lo que escribió Lisias, mientras Fedro escucha lo que Sócrates dice, algo comienza a esclarecerse. Empiezas a entender lo que el logos es y aquello que no es y la diferencia que media entre ellos: Eros es la diferencia. Eros se mueve como un rostro que cruza un espejo al fondo de la habitación. Intentamos alcanzarlo; ha desaparecido.


El Fedro es un diálogo escrito que termina desacreditando los diálogos escritos. Este hecho no deja de fascinar a sus lectores. De hecho, es el rasgo erótico fundamental de este logos erotikos. Cada vez que lo leemos, nos conduce a un lugar donde sucede algo paradójico: el conocimiento de Eros que Sócrates y Fedro han estado desplegando palabra por palabra a lo largo del texto escrito no hace sino entrar en un punto ciego y desvanecerse, atrayendo al logos tras de él. Su conversación sobre el amor se convierte en una conversación sobre la escritura y Eros no vuelve a ser visto ni oído. Este acto de interceptación dialéctica ha dejado desconcertados, desde la antigüedad, a aquellos que desean expresar de manera concisa de qué trata el diálogo, pero esto es, precisamente, lo adecuado. Si nos metemos en el Fedro para alcanzar a Eros, se escapará. Eros nunca nos mira desde el lugar en el que lo vemos. Algo se mueve en el espacio intermedio. Eso es lo más erótico de Eros.


Anne Carson nació en Toronto (Canadá) el 21 de junio de 1950. Es poeta, ensayista, traductora y profesora de literatura clásica y comparada, reconocida por un estilo atrevido y singular que fusiona poesía, narrativa, ensayo y traducción, rompiendo con las categorías convencionales. Estudió lenguas clásicas en la Universidad de Toronto y se especializó en métrica griega y crítica textual en la Universidad de St. Andrews.

Ha impartido clases en instituciones de prestigio como la Universidad de Michigan, NYU, Princeton y McGill. Está considerada una de las grandes voces de la poesía actual en inglés, y ha recibido galardones destacados, como el Premio Princesa de Asturias de las Letras (2020).

Su escritura explora el amor, la pérdida, la memoria, la mitología y el poder del lenguaje, siempre desde una perspectiva que combina lo clásico y lo contemporáneo, y con especial atención a la experiencia femenina. Algunos de sus títulos más celebrados son Eros the Bittersweet, Autobiography of Red, The Beauty of the Husband, If Not, Winter: Fragments of Sappho y Nox.

Experimentación formal: Carson diluye las fronteras entre géneros, creando textos híbridos donde confluyen poesía, prosa, ensayo y traducción. Su obra se nutre de la mitología, la filosofía y la literatura grecolatina para reflexionar sobre temas actuales. Aborda la subjetividad, el deseo, la pérdida y el dolor con una voz íntima y penetrante. Ha traducido a figuras clásicas como Safo, integrando esa labor en su propia escritura.


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