La crueldad como escenario: una mirada a Dogville, de Lars von Trier — por Bernabé Galicia Beltrán

Dogville

En el contexto de la Crisis de 1929, conocida como la Gran Depresión, la peor crisis económica por la que ha pasado Estados Unidos, es decir, durante este importante proceso social del siglo XX como marco histórico, se desarrolla la historia del pueblo de Dogville en la película del director y guionista Lars von Trier y que tiene por título el mismo nombre del lugar donde suceden los hechos que reseño enseguida: donde termina el camino junto a una vieja mina

abandonada, en un pueblo perdido en las Montañas Rocosas, Grace, la hija de un mafioso interpretada por la actriz Nicole Kidman, llega huyendo de su padre y su banda criminal que la persiguen a fuego. Entonces, la protagonista del filme Dogville, Grace, algo bueno en un lugar malo, no hace nada por ocultar su fragilidad cuando arriba y, en el primer encuentro que tiene con uno de los vecinos, rechaza el pan que le ofrece Tom, un joven que aspira a ser el escritor que renueve la moral, personaje interpretado por Paul Bettany, y lo rechaza porque ha robado, poco antes, un hueso al perro del pueblo y ella, que nunca había robado nada hasta entonces, siente el deber de castigarse a sí misma.


Pese a los incidentes que se muestran al inicio de esta cinta, Tom logrará convencer a los vecinos de Dogville que permitan a Grace refugiarse en el pueblo durante un periodo de prueba y ella, en tanto, trabajará a manera de retribución, así la joven se gana, poco a poco, la confianza de las familias de Dogville que ignoran su verdadera identidad y los motivos de sus perseguidores, a los que la policía se ha sumado con el ofrecimiento de una recompensa a cambio de información acerca de su paradero. Los favores, sin embargo, no son gratuitos ni las cosas son lo que parecen ni aun lo que deberían ser y Dogville, que solo puede hablar de sí mismo, muestra al fin los dientes de la conveniencia y no tarda en hacer evidente la perversidad de su egoísmo cuando, sin pudor alguno, ejerza una hipócrita y despiadada explotación sobre Grace que perdona a todos con excusas que jamás admitiría para ella.

Ahora bien, tratemos de entender el comportamiento de la gente de Dogville y, momentáneamente, admitamos como justificación a sus acciones que estas personas se esfuerzan mucho en las peores condiciones, como las que se vivieron durante la Gran Depresión en Estados Unidos y que son, asimismo, el marco histórico en el que se desarrollan los hechos de la película de Lars von Trier, cuando, luego de acaecido el colapso de la Bolsa de Valores de Nueva York en 1929, el país transitó una profunda y prolongada recesión con graves consecuencias en la vida de millones de estadounidenses que perdieron sus empleos, sus ahorros y sus hogares, lo que trajo consigo el incremento de la desigualdad social y generó, además, un sentimiento generalizado de desesperación en el ánimo de las personas, entonces, aun considerando estos síntomas de crisis social y las condiciones adversas que podemos enfrentar en este tipo de contextos, ¿es suficiente el esfuerzo en la lucha por la diaria supervivencia para justificar la insensatez y la crueldad de nuestros actos?, hagamos, no obstante, la debida distinción, porque una cosa es una infancia de pobreza y otra cosa es el crimen, o sea, son asunto aparte la una de la otra, ¿acaso tenemos permitido arrastrarnos sempiternamente como reptiles y rechazar las gracias como lo hace el pueblo de Dogville en el desarrollo de la trama?


Si en un primer momento estas gentes mostraron cierta comprensión con la fugitiva, no fue por bondad, sino porque aún no habían tenido la ocasión de envilecerse, mientras que Grace, si hubiera actuado como ellos, señalemos esto de nuevo, no habría defendido ninguno de sus actos y se habría condenado con severidad, mas, en el promontorio de los sueños sin fortuna, la protagonista se quedará sola a merced de los acontecimientos que no cambiarán de rumbo muy a pesar de la integridad de su cuerpo y las firmezas de su alma, esto cuando Grace zozobre al despiadado arbitrio de Dogville como una nave a la deriva de la corriente pérfida del agua procelosa y solo se mantenga a flote como en el recuerdo de un impune asesino pervive la imagen del cadáver de su víctima, pero, aun con todo esto, cuando se acerque el desenlace de la película, la luz, al fin, mostrará los defectos de las casas y de la gente de este pueblo de Estado Unidos.

Entonces, poco antes de que se desaten los hilos de la trama, esto es, en el punto de mayor tensión, supongamos que, como última oportunidad de redención para la gente de Dogville, Christo volviera a exclamar: “... Padre mío, perdónalos, porque no saben lo que hacen…”, sin embargo, en el clímax tanto como en el desarrollo del filme, es decir, en todo momento, saben muy bien lo que hacen, solo que no les importa, así pues, cuando a este pueblo se le acaben las excusas y se quede sin posibilidad alguna de evasión, será inútil que Grace haga las camas de sus verdugos, la postrera tarea encomendada, ya que nadie volverá a dormir en ellas como tampoco se volverá a ostentar el provecho que se consigue a costa del sufrimiento ajeno.


En síntesis, esta es la historia que se narra en la película de Lars von Trier y que, además de los dos actores antes mencionados, cuenta con las interpretaciones de Lauren Bacall y James Caan así como la participación de otros renombrados actores que conforman el elenco del filme que se estrenó, en el 2003, en el Festival de Cannes. Por lo demás, esta cinta danesa, que se grabó en un estudio cerrado con la mínima escenografía y en su desarrollo se divide en nueve capítulos y un prólogo, nos sitúa, como se anotó en los párrafos anteriores, en Estados Unidos durante el periodo de entreguerras que comprende de 1919 a 1939, en específico, tras el crack de la Bolsa de Valores de Nueva York en el mes de octubre de 1929, en el contexto de la Gran Depresión cuando sus efectos se extendieron a otros países con repercusiones políticas y sociales en el ámbito internacional, en la antesala de la Segunda Guerra Mundial con el auge de los totalitarismos y la crisis de las democracias liberales, esto es, en las oscuras vísperas de la locura nazi en los campos de concentración y de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, a saber, las dos caras de la misma moneda, en fin, en el prefacio del horror y la muerte, Dogville.

Querétaro a 10 de junio de 2025



🎬 Dogville (Trailer)


Bernabé Galicia Beltrán (Ciudad de México, 1981) tiene publicados poemas, artículos y ensayos en revistas y medios nacionales e internacionales, así como el monólogo ¿Le pasó esto alguna vez a Cervantes? (Herring Publishers, 2013). Es Licenciado en Sociología por la Universidad Autónoma de Querétaro. Ha sido traducido a la lengua totonaca y al náhuatl, y sus poemas han sido incluidos en diferentes antologías del Grupo Cultural OCCEG de Papantla, Veracruz, y en la antología Renacer en primavera de Ediciones Afrodita (Córdoba, Argentina).

📚 Lee otras obras de este autor (en Herederos del Kaos): El Evangelio según Saramago (Ensayo) • Las Playas de Loreto o cómo conservar la esperanza en un futuro feliz: "El Personal" y "La Mona Vegana" en el paisaje del rock  (Ensayo).



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