«Esperanza amordazada», un poema de Carlos Bravo


Hermosa gitana 

              que en mí has rociado tu embrujo,

en tormentas como la de hoy 

               rechazo falsas caricias

de mi almohada, 

aquella usurpadora que pretende ofrecerme

aquella usurpadora que pretende ofrecerme

cometas en el cuerpo que sólo manos tuyas

pueden brindarme.


Bella bandida

que te ocultas de la sombra de mi amor, 

esta noche de azul teñida, 

Soledad imita el contorno de tu figura,

la traza sobre la textura de mi cama… 

¡Oh, ese hermoso talle

                                  donde uno solo de mis brazos 

                                                                                de cinturón te servía!


¡Exquisita hija del Otoño!,

en un día invernal te adueñaste 

de la juventud del sol, la cautivaste en mi sonrisa; 

entonces cardenales fraguaron de mis poros, 

bálsamo imperial se liberó de tu sedosa espalda


y mis manos maniatadas despertaron de letargo sepulcral

                            poseyendo esa susceptibilidad de tu nerviosa piel…


Mas ahora, 

                  tengo agrietadas las manos 

                                                            porque no he acariciado 

                                                                                       los manantiales

 de tu cabello;

                                                                        he preguntado al viento por tu aroma;

                                                         tampoco he hallado respuesta en la austeridad

                                                                                     del cigarro, violencia del licor.


En tormentas como la de hoy, sé que mis latidos están contados,

pues el frío ha desfigurado mis huesos, 

mi pecho convertido 

en cuartel que enjaula la culpa que me produce

tu bienaventurado porvenir sin mí;

lo que más extraño de ti es infinita noche

acunada en tus ojos, sublime oscuridad

que podía sentir a plena caricia solar.

¿Cómo no extrañarte si eres el secreto de mi alma, mi poesía?

Me es imposible ignorar la utopía de que todavía te encontraré

como única luna dentro de todo este cementerio de estrellas.


Dicho sentimiento será lo que me alimente

hasta el día en que ya no recuerdes mi voz, 

pues será el preludio para que mis versos dejen de existir… 



Carlos Bravo nació en 1999 en la Ciudad de México. Fue antologado en a Tercer Generación del Nido de Poesía por las editoriales El Tecolote y LibrObjeto, al igual que en la Revista Literaria Ibídem (edición número catorce), publicó en Revista Hiedra, Revista Alcantarilla (segunda edición), Revista Collhibrí y en Ediciones Afrodita. Participó en el conversatorio “Literatura y demás menesteres artísticos”. 

Fue parte de la Comisión Organizadora del Décimo Tercer Foro de Literatura (2018) en el Centro Universitario UAEM Amecameca, al igual participó como concursante y actor. Ha tenido la oportunidad de concursar asiduamente en muchos Slam de Poesía), donde aspiró a algunas premiaciones simbólicas y donde fue finalista en la Semifinal Potroslam de Amecameca 2019.

Colaboró en los Picnics Literarios realizados por la Radio Voladora Amecameca por motivo del evento Estrategia Nacional de Lectura. Actualmente está por concluir la Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM).


ILUSTRACIONES: La imágen ha sido remitida por el autor de la obra.


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