En esta entrevista para Herederos del Kaos, conversamos con Alejandro Gallegos Rojas, escritor ecuatoriano que ha hecho del microrrelato su territorio. La orgía de los gusanos condensa memoria, deseo y obsesiones humanas con la precisión de un bisturí y la libertad del narrador. Su economía verbal captura universos y arrastra al lector a la ironía, el absurdo y la reflexión íntima.
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En un hermoso hogar de una hermosa zona de la ciudad (la localidad de Nolgate, sede de la prisión estatal), el doctor Munck examinaba el periódico vespertino mientras su mujer descansaba en un sofá cercano, hojeando perezosamente el desfile de colores de una revista de moda. Su hija Norleen estaba arriba, durmiendo ya, o quizá disfrutando a escondidas de una sesión nocturna con el nuevo televisor en color que había recibido la semana anterior por su cumpleaños.
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No sé en qué momento empecé a obsesionarme con este tema. Tal vez fue aquella tarde en la que un viejo amigo, periodista también, me contó cómo en una cobertura en un país del que prefiero no dar el nombre, sintió —literalmente— que sus pensamientos no eran del todo suyos. Lo miré incrédulo, claro, pero él tenía esa mirada de quien ha visto algo que no se puede desver. Desde entonces, la idea de que alguien, en algún rincón, pueda meter mano en la maquinaria íntima de nuestra mente, me persigue.
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En el tránsito humano por asentar la voz en figuras tangibles para que las personas fueran capaces de leer y entonces conseguir que, el soplo del aliento inteligente que nos separa del resto de los seres vivos, no sucumbiera al olvido, los humanos hemos librado una ardua batalla desde el mismo instante en que se tuvo consciencia de la existencia misma. Es como si el instinto de la especie, tomándose de la mano de la voluntad, buscara dejar una huella en su paso por la vida, por el mundo en su ya largo trajinar. Los libros, en ese sentido, han salvado a la humanidad de la desmemoria.
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Justo acaba de caer rendido por el sueño, al apagar todas las defensas conscientes del cerebro, es mi turno de emerger como el aspecto inconsciente de la existencia. Como lo dicta la naturaleza de mi percepción cognitiva que se esconde hasta poder emerger en el velo de la noche, poseedora de la capacidad de ser consciente de su propia existencia, y con el sello personal de tener la obsesión de sobre analizar en infinidad de oportunidades todo hecho que pudiera dejar una impresión digna de mención en mi memoria.
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A la edad de ocho años, montado en la vieja Steyr-Waffenrad de mi tutor, quien en esa época había sido llamado a filas en Polonia y estaba a punto de marchar sobre Rusia con el ejército alemán, di mi primera vuelta bajo nuestro piso del Mercado de las Palomas en Traunstein, en el despoblado de un mediodía provinciano consciente de su importancia. Habiéndole cogido el gusto a aquella disciplina para mí totalmente nueva, pronto salí pedaleando del Mercado de las Palomas
El ocaso — Canto crepuscular desde Argentina, un cuento de Moisés Cárdenas
Ricardo empezó su trayectoria musical en la Republica del Zorzal, lugar que consideró su recinto sagrado. Sus canciones se escuchaban en los aparatos móviles, en las radios portátiles de pulso, computadoras, y en los negocios y locales de las ciudades. Ricardo recibió varios discos de oro y estuvo entre los mejores artistas de las primeras décadas del siglo XXI.
Little Boy: Dos fragmentos del libro «Nuevas ficciones» de Raúl Zurita
Ligeramente curva, la gigantesca superficie recordaba la de un planeta fotografiado poco antes de que la sonda se posara sobre él, mientras que arriba la oscuridad azulosa se abría mostrando efectivamente la noche estelar. Sé que desde esa imagen han pasado millones de años y sé que en el sueño me llamo Paul. Nací en Quincy, Illinois, el 23 de febrero de 1915, y esta mañana, al ir a buscar el diario que me dejan todos los días en el antejardín, vi que el número de mi casa estaba cambiado.
La crueldad como escenario: una mirada a Dogville, de Lars von Trier — por Bernabé Galicia Beltrán
En el contexto de la Crisis de 1929, conocida como la Gran Depresión, la peor crisis económica por la que ha pasado Estados Unidos, es decir, durante este importante proceso social del siglo XX como marco histórico, se desarrolla la historia del pueblo de Dogville en la película del director y guionista Lars von Trier y que tiene por título el mismo nombre del lugar donde suceden los hechos que reseño enseguida: donde termina el camino junto a una vieja mina
Por un verso, desde Cabo Verde — Un poema a dos manos con Mario Vicente Ricalo y Frank Serra
Salvando las distancias:
Generacional, profesional, geográfica,
Dos corazones se enrolan en salvar al verso aquel,
Donde se guardan historias que viven entre los sueños.
Y para no truncar los sueños
Desvelámonos a voluntad
De día, de noche, sin reproches,
Como almas en pena que vagan
Saltando letras,
Reconociendo sílabas rescatadas del olvido.
¿De qué trata este diálogo? Un texto del libro "El diálogo amargo de Eros", de Anne Carson
El Fedro es un análisis de las dinámicas y los peligros del tiempo controlado que se vuelven accesibles para los que leen, los que escriben y los que aman. Según Sócrates, un logos verdadero tiene esto en común con un amor real, que debe vivirse en el tiempo. No es lo mismo hacia atrás que hacia delante, no se puede entrar en él en cualquier lugar ni eternizarlo en su acmé ni descartarlo cuando decae la fascinación. El que lee, como el mal amante, podría tener la sensación de que
"Bloque redoblante", un texto inclasificable de Alejandro Zapata Espinosa
Por ocasión de la despedida, que no serás tan larga como el tiempo entregado a sus funciones de embeleco y paseador de suelas, va a remetirse el presente a una consecución de bromas o afiches mal pegados en la frente del iluso, pasión o incógnita del enclochetado, verás y creerás o paso al disminutivo, la puerquecita se resbala del caracolino y nadie la recibe, o le pasan las manos cuando su cadera ya se desentona del conjunto, formación perniciosa del que
ENTRADA DESTACADA
«Inéditos entornos de Jaime Saenz», reportaje a Gisela Morales, por Juan Carlos Vásquez [*]
Foto: Javier Molina Barrios Conocí la obra de Jaime Saenz en un viejo sótano de un edificio en Manhattan en el año 2002. La ...
