ARQUETIPO
Intentaba contradecirlo, explicarle, al menos explicarle, que deseaba no estar sin él, los dientes rechinaban, silbaba las vocales, eran lagartos de agua que se desparramaban, formando un
caleidoscopio de reproches. Es verdad que nunca concluí nada, me empeñaba en convertir mis acciones en atinado porvenir. Nada logré, un total desperdicio, una máquina de excrecencias, eso soy. Su mea culpa, quebró mis puntos cardinales, sin eje ni sonrisa, saboreé cada lágrima.El conductor del taxi ha encendido la radio, en mis manos el celular, una música afrolatina desarmoniza con el stalker incisivo, ¡me convertí!, en la Mata Hari de las redes sociales.
Sin él, extranjera en mi propia vida. Miro por la ventanilla la sombra de otros días, que aún no resultan ajenos, y la sonrisa de mi madre, quebrada, toda ella, deshilachada por el mismo desamparo.
Gente llegando y saliendo, colas, valijas, altoparlantes, el vuelo setecientos veintiséis procedente de Bruselas. Bruselas, jamás fuimos a Bruselas, tus palabras en mi cerebro, intermitentes como las luces, de una farmacia. Ahora los trámites aduaneros, justificar la maleta de más. Demostrar, con los récipes ordenados y el informe clínico, que todas las pastillas son prescritas por un médico, que no son con fines comerciales, sino el pasaporte a la tranquilidad.
Cruzo a la izquierda, busco el baño para damas, me retoco el maquillaje, tomo dos píldoras de la caja morada, escruto a las mujeres que entran, me percato de una clara analogía en la moda, entre la gente que va en avión. Ya en el pasillo que conduce a la salida, retirar las maletas. Afuera, un remolino de autos y gritos hacen irreparable el aire, nuevamente sentir ese leve mareo, otra pastilla de la caja blanca y verde trae de vuelta el olor de mi madre, esa fragancia a durazno que me arropa cuando entro en pánico. Ella, que idéntica a la pared de una casa en ruinas, cayó.
Horas después, en el hospital, me miro en sus ojos sin ambiciones, página en blanco, calco el vidrio de la ventana, plagada de extravíos.
CLAUSTRO
En una de las mansiones más ostentosas de la calle 12, ahí, cautiva, sin tener nada contagioso, sin lesiones que le impidan moverse, negada a levantarse de la cama, siendo víctima de acusaciones infantiles: “que si es hipocondríaca”; “que es la más loca de todas”; “que si es maniaco depresiva”; “claustrofóbica”, y un rosario de enfermedades del espíritu, que están en lafarmacopea de la psiquis de los doctores que la han tratado, explicaciones blandengues, venidas de la imposibilidad de entender, de la incapacidad de verlo invisible, sostenidas en elucubraciones sin fundamento. La señorita Hortensia tiene doce años que no sale de su habitación, prisionera por su propia voluntad, negada al mundo desde el 2 de noviembre de 1973, día en que la encontré bajo una sobredosis de somníferos. La recluí debajo de su cama; fundaría desde ahí, un ministerio, una terapia de dirección, para el resto de recluidas.
POETA
Mi no tiempo, cuando me revuelvo en mi yo inflexivo, mi súper yo arruinado, mi ello improbable, muerdo a mi alter ego de viaje, y siento a mi pobre ego desdoblarse en la cruz de su calvario narcisista, ondulo como una cosa detrás de los alambres. Nada puede romper el hechizo de un ser triste, escrito con tinta.
(Textos pertenecientes al libro «Discipula de Jung», Wafi Salih). Fotografía: Cesar Escalona. © Cesar Escalona.
Wafi Salih (Trujillo, Venezuela, 1965) Magister en Literatura Latinoamericana en la Universidad de los Andes. Junto a su obra poética hay que destacar su trabajo de investigación literaria, el estudio de género y sus aportes en la docencia y teatro. Libros Publicados: Adagio (1986); Los Cantos de la noche (1990); Las horas del aire 1991); Pájaro de raíces (2002); El Dios de las dunas 2004); Huésped del alba (2004); Caligrafía del aire. Editorial Alfalfa (Madrid, 2006); Jugando con la poesía (2007); Cielos descalzos 2009); Las imágenes de la ausente (2009); Vigilia de huesos (2010); Con el índice de una lágrima (2012 y 2017); Discípula de Jung, 2016); Consonantes de agua (2017); Honor al fuego (2017); Sojam (2018); Más allá de lo que somos (2018).
Excelente texto
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