Negación
Mi menstruación llegó por primera vez a mis 13 años. Ya sabía de qué se trataba, y cuando vi mi ropa íntima manchada con sangre, exclamé un “¡oh no!” mientras algunas lágrimas salían de mis ojos. Con el calzón a la altura de las rodillas, busqué a mi madre.
-¡Mira, mamá! – Ella bajó la mirada y subió la sonrisa; primero sonrió con los ojos, después mostró los dientes. - ¡Te convertiste en mujer, Carol!”
Al menos alguien estaba feliz…
El día siguiente a mi menarca fue melancólico. Tan frío y nublado