'Johnny B. Good se inyecta toneladas de literatura en sus venas', relato por Robinson Quintero Ruíz


El mundo es un vampiro.

The Smashing Pumpkins- Bullet with butterfly wings.


   Johnny estaba sentado en el estrecho balcón fumando un cigarrillo para que su madre no lo regañase. Miraba los autos transitar por la avenida. Desde el año 84 estaban viviendo en los bloques de La Ciudadela 20 de

Julio. Siempre ellos dos. Madre e hijo, porque su progenitor tenía su propio hogar y sólo pasaba por el apartamento para dejar el dinero de los gastos mensuales o cuando Johnny estaba de cumpleaños y llegaba a dejarle un libro como regalo. 

   Este año le trajo tres de un solo; todos del mismo autor: Paul Auster. Johnny le había hecho la petición desde comienzo de año y ahora tenía en su poder los tres libros de la trilogía de Nueva York: Ciudad de cristal, Fantasmas y La habitación cerrada. Le faltaban unos cuantos más de este autor, pero ya estaba planeando cómo hacer para adquirirlos. Deseaba tener consigo El país de las últimas cosas, La música del azar y El cuaderno rojo.

   Ya había devorado por completo los que su padre le había obsequiado. Atrás quedaron esos años en que sólo leía historias de Stephen King. Ahora se dedicaba a la literatura con una devoción frenética. A través de la lectura quería sacudir esa sensación de vacío y abandono que llevaba años cargando en su interior. Pensó que era la etapa de adolescencia, pero ahora que había llegado a los 16 años sentía más latente esta sensación extraña. Era como si los acontecimientos se precipitaran tras sucesos de una naturaleza aparentemente insignificante. Como si las situaciones menores marcaran la diferencia y el azar condicionara cualquiera de las decisiones tomadas.

   Recordó que iba a regalar la colección de libros de Stephen King a una chica amiga llamada Vendetta. Ya no deseaba tenerlos consigo, en especial La zona muerta. Siempre que observaba el libro volvía a pensar en el curioso incidente de aquella tarde en una clínica de la ciudad. El rostro desencajado y lleno de pánico de aquella chica lo perseguía hasta despierto. Nunca supo a ciencia cierta qué sucedió. Era una simple conversación acerca de los números en la fecha de nacimiento. Numerología cabalística lo llamó la chica. Pero él nunca se le había dado por investigar sobre el asunto. El sólo hecho de pensar en ello le helaba la sangre.  

   Junto a su lado, en el balcón, estaba el gato de la casa, un gato llamado Goldfinger. Se lo había obsequiado una chica del bloque posterior. Pero fue idea de su madre colocarle este nombre. Ella era una adicta a las películas del agente 007, en especial las que protagonizaba Roger Moore. Él quiso colocarle un nombre extraño, pero su madre nunca se acomodó a pronunciarlo bien y lo dejaron en el olvido: Wuhan. Este nombre rondaba su interior después de lo sucedido en aquella clínica, pero tampoco le brindó suficiente interés a ello.

   En estos momentos estaba irritado porque la selección Colombia de fútbol había sido eliminada en la primera ronda en el mundial que se llevaba a cabo en los EE.UU. Miró la hora en su reloj: 4:35 de la tarde. Era el viernes primero de julio de 1994. El tema del mundial no era lo mismo sin la selección participando. Dejó atrás la sensación desagradable ante la eliminación del equipo patrio. Estaba bastante entusiasmado con la lectura y tenía pensado ir a la Librería Nacional a leer algo de poesía francesa al día siguiente.

   Estaba por terminar de fumar su cigarrillo cuando se dio cuenta que dos tipos estaban peleando cerca de la zona de los negocios, cruzando la avenida principal. El tráfico de detuvo por unos breves instantes. La policía no tardó en llegar y todo volvió a la normalidad. Se levantó y fue hasta su cuarto. Se percató que su madre no estaba sentada en la sala viendo la televisión. Quizás había bajado a llevarle algo a la vecina del primer piso o estaba echando lengua con otras amas de casa del sector cerca al pequeño parque que estaba ubicado en uno de los costados de los bloques. 

   Había un arroyo también cerca, pero ya estaba canalizado, aunque a sus alrededores estaba deteriorado. Era deprimente el paisaje, sin embargo su madre se rehusaba a salir de allí. Tomó el libro de Paul Auster, Ciudad de cristal y se acostó a leer. Lo abrió por casualidad en la página 160, allí justo donde se daba inicio al capítulo 13. Una corriente de aire frío entro a la habitación, proveniente de la sala. Leyó las primeras líneas: Como ya no le importaba lo que sucediera, a Quinn no le sorprendió que el portal del edificio de la calle 69 se abriera sin llave. Johnny dejó de leer el libro por un momento. Sintió el ambiente pesado y fue cuando se dio cuenta que el gato lo observaba desde la entrada al dormitorio con una mirada similar a la de aquella chica en la clínica. Pero lo que más asustó a Johnny era que el gato tenía entre sus fauces una paloma negra, chorreando sangre donde alguna vez estuvo su cabeza. 

   Johnny entró en una especie de trance hasta el punto de caerse de la cama. El libro quedó a un costado de su cuerpo espasmódico. Los ojos se le colocaron totalmente blancos. En su mente vio la página del libro: 160 y como por arte de un sortilegio desconocido, la cifra tomó la siguiente forma 1+6+0=7. Luego el número del capítulo se estremecía de una manera distorsionada dentro de su pensamiento: 13. Fue aflojando los dedos de sus manos y cuando estaba a punto de desmayarse, vio escrita en el cielorraso una fecha concreta: 1 de diciembre del año 2019…



Robinson Quintero Ruiz, Barranquilla enero 1969. Escritor, docente, comunicador social, traductor, gestor cultural. Actualmente dirige la Gaceta literaria digital Hojalata. Coordinador de proyectos culturales en la Fundación Funcaribe desde el año 2008. Coordinador de proyectos académicos en la empresa de asesorías pedagógicas Ases del Saber desde el año 2017. Textos suyos han aparecido publicados en revistas literarias a nivel nacional e internacional y en varias antologías literarias desde el año 2010. Tiene publicados los siguientes libros: Tren de largo recorrido (prosa poética) 2007, El lado oscuro del trópico (crónicas urbanas) 2012. Ganador del Concurso Nacional de Poesía Universidad Metropolitana 2008. Ganador del Concurso Nacional de Cuento Universidad Metropolitana 2008. Mención de Honor en el Concurso Nacional de Poesía Ciro Mendía 2008. Mención de Honor en el Concurso Nacional de Poesía Casa de Poesía Silva 2008. Tiene inéditos los siguientes libros: La vida se escribe todo el tiempo (novela), Una herida de jazz en el corazón (cuentos), Podemos traer de vuelta los viejos tiempos otra vez (poesía).

Email:

consultorrquintero.acesaber@gmail.com

sendadeperdedor@hotmail.com

Cuento: Días de confinamiento

Seudónimo: Jeremías Oldstern



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