Sucedió en el poblado Las Lajas, en los ardores de los primeros días de la revolución. El dictador había sido derrocado por el pueblo en armas. Iniciaba la organización de la defensa civil y la vigilancia, con el propósito de impedir infiltraciones de guardias que andaban huyendo y escondiéndose en arrabales y montañas.
El poblado estaba protegido por los muchachos –como les decían a los jóvenes revolucionarios–; la trinchera más grande e importante la llamaban La Loma, porque estaba en la cima de una colina rodeada de árboles y alambradas, desde donde se avistaba a todo el pueblo. A lo