Qué nos importa al fin y al caboque todo se convierta en ceniza,en cuántos precipicios cantéy en cuántos espejos viví.Que no sea yo sueño ni consueloy mucho menos paraíso.Pero puede ser que con frecuenciatengas que recordarel rumor de las líneas sosegadasy el ojo que oculta en el fondoaquella corona de flores, punzante y oxidada,en su tranquilo silencio...........................Tú me has inventado. No existe en el mundoalguien así. No podría existir.Ni los médicos curan ni los poetas alivian,
- Inicio
- Entrevistas
- Narrativa
- Microrrelatos
- Poesía
- Ensayos
- Artículos
- Reseñas
- Autores
- Literatura por países
- Mapa del sitio
- Archivo & Descargas
- Dossier #1 – EPUB
- Dossier #2 – EPUB
- Dossier #3 – EPUB
- Catalogo de revistas
- Outsiders
- Pandemónium
- Fotoreportaje
- Música
- Traducciones
- English Corner
- Colaboraciones
- Quiénes somos
- El Manifiesto
- *Webmaster»
Primera advertencia: Anna Ajmátova | Poesía
Dos poemas del autor polaco Adam Zagajewski
Canción del emigradoEn ciudades ajenas venimos al mundoy las llamamos patria, mas breve esel tiempo concedido para admirar sus muros y sus torres.Caminamos de este a oeste, ante nosotros ruedael gran aro del solardiente, a través del cual, como en el circo,salta ágilmente un león domado. En ciudades extrañascontemplamos las obras de viejos maestrosy, sin asombro, en añejos cuadros vemosnuestros propios rostros.
«La noche del Lobo», un texto perteneciente al libro «Hijos de Abril» de Fino Sosa
La carga demoledora de una canción rebotaba y rebotaba sobre su mente entrenada. El Lobo enjaulado estaba a punto de explotar. Lo sabía. Aguantó la respiración todo lo que pudo, luego exhaló buscando purificar algo de la sangre espesa que corría por sus venas apretadas a fórceps contra la carne. Un vacío insoportable se acomodaba en su pecho al tiempo que los cambios robóticos de las luces marcaban sus ojos con diferentes tonos de rojo. La saliva blanca y espumosa, comenzó a escapársele de su boca dura, empedrada. Siempre lo mismo, siempre igual, las caricias nunca eran suficientes y ella dormía desnuda sobre la cama
Nuestro colaborador Raúl Allain Vega ha sido distinguido con el III Premio Mundial a la Excelencia “César Vallejo” 2022
El poeta, sociólogo y periodista cultural Raúl Allain Vega ha sido distinguido con el III Premio Mundial a la Excelencia “César Vallejo” 2022 en la categoría “Defensa de la paz con justicia social”, otorgado por la Unión Hispanomundial de Escritores - UHE en colaboración con “Mil Mentes por México Internacional” al cumplir 30 años de creación.
Este año han sido premiados artistas, escritores, intelectuales y líderes sociales procedentes de 95 países en los cinco continentes “quienes por su excelencia están ayudando a forjar una humanidad más sólida”. La comisión organizadora está
Montserrat López Alsina: Un cuento fantástico
Cuando Elena dictaba su curso de Literatura Fantástica, a medio semestre le gustaba mandar a sus estudiantes a escribir un cuento. De esta manera era fácil darse cuenta quién estaba entendiendo en qué consistía el género. Le daba especial placer leer los cuentos de los buenos estudiantes, pues casi invariablemente también resultaban bastante entretenidos.
Aunque era extremadamente tarde, quiso leer un par de cuentos antes de acostarse. Los habían entregado el día anterior, pero ella no había tenido tiempo ni de mirarlos. Seleccionó de entre el montón el cuento de un estudiante particularmente bueno, Fausto Pérez. El cuento se
Dos relatos breves de Juan Luis Henares
Subió al colectivo y se ubicó en el último lugar de la hilera de asientos individuales. Iniciado el viaje, mientras el sol golpeaba su rostro, desde la ventanilla contempló los afiches en las calles: 1816-2016. Bicentenario de la Independencia.
Descendió tras una hora de recorrido, caminó pocas cuadras y al llegar a su barrio encontró la bandera argentina que ondeaba en el balcón de la casa del vecino. Ingresó a la suya, subió las escaleras, dejó su mochila en la cama y comenzó a quitarse la ropa de trabajo. Preparó café, tomó un libro y se acomodó en el sillón del living; cerró los ojos y
«De donde viene su rostro», un relato del autor y periodista Sebastián Trujillo
La madre había cerrado los ojos. Como intentando hallar abrigo en la fugacidad de algún sueño. Después abrió los párpados y gritó. Estridente, el eco, retumbó en el pasillo del hospital. El ascensor subía. Ella decidió bajar en espiral, pisando a tientas los peldaños de la escalera. Afuera apretujó su cráneo. Y el sereno, similar a gotas de fuego en el crepúsculo, la bañó en una lagrima infinita.
Tonos pasteles teñían el ambiente. El niño giraba en el carrusel de la feria. Pero un ataque intimo le fulminó el corazón. Los caballos transmitían sinfonías inocentes. La melodía provocaba danzas de fantasías en un jardín de esculturas de hierba, flores y gigantes de caramelos.
¿Cómo erradicar las Causas de la violencia contra las mujeres? | Por Raúl Allain (*)
En un artículo anterior, reflexionaba sobre la gravedad del problema de la violencia contra las mujeres en el Perú y la necesidad de una toma de conciencia en todos los niveles (funcionarios públicos, operadores de justicia, ciudadanía) para acabar de una vez por todas con este flagelo social.
Y reitero mi preocupación, porque a pesar de las diversas y permanentes campañas en contra de la violencia contra la mujer y el feminicidio, el problema persiste y es uno de los más graves en nuestra sociedad actual, junto con la corrupción de funcionarios, la delincuencia, el crimen organizado y la violencia familiar.
Desde Colombia: «Los labriegos», un cuento de Rusvelt Nivia Castellanos
Había guerra en el monte. Sólo se escuchaban las balaceras. Los combates infundían terror en la región. Para lo peor, un campesino estaba desesperado. Vivía a solas con su hijo y los dos no tenían que comer. Hace eso de unas noches, les asaltaron su finca. El robo pasó de un modo inesperado. Unos bandoleros; irrumpieron en los huertos, saltaron los alambres con chuzos, luego se cargaron consigo las cosechas. Por lo pasado, este padre atormentado no supo cómo hacer para jornalear y así poder alimentar a su niño.
Aparte, diferentes pueblerinos culparon al campechano de ser traidor, por ser amigo de los
Alucinación y Caos: «Tulia», un relato de José Alberto Capaverde "El Seis"
Ella siempre me veía; aunque el cielo estuviera obscuro. Me encontraba entre las infinitas formas que tienen las nubes. Se quedaba mirando por largas horas la bóveda celeste (para ella el tiempo no existía); no le daba el valor común que le dan los individuos. Ella podía pasarse “todo el tiempo del mundo”, observando un arcoíris lejano (sui generis). La capacidad de sus ojos había perdido el color; ahora sólo veía en blanco y negro. En una ocasión se quedó por tres meses mirando un buitre; el cual estaba cerca de su ventana, esperando la muerte. En todo momento miraba mi rostro dentro de su corazón; decía: que ahí tenía marcado su gran amor.
Desde Sevilla: «Gozosos y sufrientes», un relato de David Crauley
Son dos mundos diferentes; uno sufre, otro goza dentro, muy dentro. Son dos mundos muy distintos como lo eres tú, aunque, en el fondo, créeme, no son tan diferentes. Se componen de cielos, nubes, escaparates y hasta de un montón de ceros y unos como cualquier otro mundo. Son dos mundos pequeños que se tocan y se aman, precisamente porque uno sufre y el otro goza. Y es necesario que uno sufra y el otro goce, porque así todo tiene un sentido para los que allí dentro sufren y para los que allí dentro gozan, que nunca gozan lo suficiente porque los sufrientes nunca sufren lo suficiente.
Ahora dirás que lo que te cuento de ningún modo es cierto y, sin embargo, es tan cierto como que
«Edgar Allan Poe es mi vecino», un texto de «Los 20 retratos de Sofía en la pared», poemario de Carmen Rosa Orozco
Resulta que años después de mi muerte en Baltimore he regresado a vivir junto a mi vecina Sarah Morante, soy alcohólico de nuevo y me llamo Víctor Fuentes, me arrastro por las paredes, a veces mancho de diarrea el piso próximo a mi apartamento; ella me repulsa así como mi padrastro, tal como ella he suprimido mi apellido paterno, piensa en atacarme con un palo pero no lo realiza, John también lo quiso hacer en su lecho de muerte para que no me le acercara, pero ya sólo deliro por Virginia, mis hermanos me encontraron en la plaza Del Lago llorando por ella, por esos hijos que no pudimos tener.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
ENTRADA DESTACADA
Vindicación del Caos · por Alberto Jiménez Ure
En el vasto escenario de la naturaleza y la destructiva influencia del hombre, surge la "Vindicación del Caos" de Alberto Jiménez...
