“como no sabías disimular me di cuenta enseguida que para verte como yo quería era necesario empezar por cerrar los ojos”.
(Julio Cortázar; “Rayuela”)
Y pensar que no fue ayer sino hace ya muchísimos calendarios cuando jugábamos a enamorarnos infantilmente, ese juego de miradas risueñas sin pecado, cada uno, desde el marco