Poemas: «Carniceria» y «Supervisores Celestiales...», de Charles Simic

Poemas: «Carniceria» y «Supervisores Celestiales...», de Charles Simic

A veces, caminando tarde en la noche
Me detengo ante una carnicería cerrada.
Hay una sola luz en la tienda
Como la luz con la que el condenado cava su túnel.

Un delantal cuelga sobre el gancho:
Sobre él sangre untada forma un mapa

Selección de poesía de Antoni Tàpies Barba

Antoni Tàpies Barba

HUELLAS

No hago más que seguirte,
por caminos y agrestes bosques,
peñascos arriba, donde anida la niebla
y muere la luz demasiado clara.
Siempre siento tus pisadas,
tu paso firme sobre la roca.
Muy a menudo te pierdo –me pierdo-
y te veo en la cumbre que me esperas.
Rastreo tu huella
tanto en la nieve virgen como en la tierra arada.
Es difícil seguirte cuando la luna se oculta

Poema: «Dióxido de carbono», de N. Krishna Kumari

Nayani Krishnakumari

Soy dióxido de carbono
El enrojecimiento apenas visible
Entre hombre y hombre,
Llamas en recovecos de conciencia
Yo extingo.
Destellos de tejidos marrones,
Conozco la medio-loca despreocupación.
La fea y deformada curva de la mofa

Poemas: «Rompecabezas» y «Momia», de Attila Balázs


¿Hoy es lunes o viernes?
si fuera domingo, sería mayor el silencio
Ensamblo mis miembros desde el baño,
desde el dormitorio, la cocina
- En tales momentos, en la mañana -
Los junto como un rompecabezas

Números y letras se confunden en el calendario
De modo que si se mezclan el caos sería mayor
Miro la red o leo el periódico para ver

«Tortura», un poema de Wislawa Szymborska


Nada ha cambiado.
El 
cuerpo es susceptible al dolor,
tiene que comer y respirar aire y dormir,
tiene piel delgada y la sangre justo debajo,
un adecuado surtido de dientes y uñas,
sus huesos son quebrables, sus articulaciones estirables.
En torturas todo esto se toma en cuenta.
   

Poema: «La mujer lapidada hasta la muerte al caer la noche», de Goenawan Mohamad


La mujer lapidada hasta la muerte al caer la noche
miró a lo largo de la llanura.

El sol estaba aporreado. La silueta urbana,
una quemadura de primer grado.
La noche invadía, y la oscuridad,
como un fantasma, chupó toda su sangre
empapando el cielo del ocaso.
  

'La bolsa del mandado' y 'Flor de guerra', dos poemas de Xhevdet Bajraj


No se cómo te sientes querido amigo mío

pero a mí la vida sigue mordiéndome con dientes de bestia

así que no me queda otra

que también morderla


Tiro el cigarro y cruzo la calle con paciencia

Juan López | Selección de poesía


De
Mirá

Mendoza: Edicones Simples, 2005


mirá

mirá si no llegan a tiempo esos mensajes

y tu objetivo no se cumple

como afanosamente habías planificado

mirá si tu maestro se muere justo en ese momento

'Tantalia', relato de Macedonio Fernández


Macedonio Fernández, metafísico y humorista argentino, nacido en Buenos Aires, en 1874, muerto en 1952. Su obra, originalísima, se distingue por el fervor y las continuas invenciones. Recordemos: No toda es Vigilia la de los Ojos Abiertos (1928); Papeles de Recienvenido (1930).

Ryūnosuke Akutagawa | Sennin


Ryūnosuke Akutagawa (1892-1927), escritor japonés. Antes de quitarse la vida, explicó fríamente las razones que lo llevaban a tal decisión y compuso una lista de suicidas históricos, en la que incluyó a Cristo. Entre sus obras citaremos Cuentos grotescos y curiosos, Los tres tesoros, Kappa, Rashomon, Cuentos breves japoneses. Tradujo obras de Browning al japonés. 

"Pieles y huesos" y "Distancias": dos poemas de Juan Carlos Vásquez




Pieles y huesos

Se han herido descalcificándose
de tantos roces y dobleces
con una sincronización
absoluta

transgrediendo cartílagos
y membranas entre el dolor

El daño ha llegado al partirse
al regenerarse desfragmentando
la exactitud del paso
obedeciendo al pasarse
el límite que escala

Carta a un joven poeta | Por Rainer María Rilke


Era en 1902, a fines de otoño. Estaba yo sentado en el parque de la Academia Militar de Wiener Neustadt, bajo unos viejísimos castaños, y leía en un libro. Profundamente sumido en la lectura, noté apenas cómo se llegó junto a mí Horacek, el sabio y bondadoso capellán de la Academia, el único entre nuestros profesores que no fuera militar. Me tomó el libro de las manos, contempló la cubierta y movió la cabeza. "¿Poemas de Rainer María Rilke?", preguntó pensativo. Y, hojeando luego al azar, recorrió algunos versos con la vista, miró meditabundo a lo lejos, e inclinó por fin la frente, musitando: "Así, pues, el cadete Renato Rilke nos ha salido poeta..."

ENTRADA DESTACADA

Vindicación del Caos · por Alberto Jiménez Ure

En el vasto escenario de la naturaleza y la destructiva influencia del hombre, surge la "Vindicación del Caos" de Alberto Jiménez...