Ante un trozo de papel en blanco hay alguien más que un escritor queriendo desatar una tormenta de palabras para describir una realidad. Hay una comunión de dioses apostados en el lado sedicioso del Edén haciendo sus milagros con todas las voces concurriéndole apresuradas para transformarse en historias. Fábulas que luego intentarán colmar de sueños a los lectores, y entonces, ya algunos de aquellos no volverán a ser los mismos de antes, como tampoco quien las concibe.
La creación literaria ayuda a las personas a elevarse sobre sí mismas,